La demencia senil es un trastorno neurológico degenerativo que afecta principalmente a personas mayores, caracterizado por un deterioro progresivo de la memoria, el pensamiento y la capacidad para realizar actividades cotidianas. Esta enfermedad está entre las más comunes de aquellas personas que requieren del servicio de ayuda a domicilio (SAD) en nuestro país.
Aunque la demencia no es una parte normal del envejecimiento, su prevalencia aumenta con la edad, afectando a millones de personas en todo el mundo. La forma más común de demencia es el Alzheimer, pero existen otros tipos como la demencia vascular o la demencia con cuerpos de Lewy.
Fases de la demencia senil
El avance de la demencia se puede dividir en varias fases que reflejan el deterioro gradual de las capacidades cognitivas y físicas. Aunque la progresión varía de una persona a otra, es posible identificar ciertos patrones comunes.
1. Fase inicial: pérdida leve de memoria
En la fase inicial, los síntomas son leves y muchas veces pasan desapercibidos tanto para la persona afectada como para sus familiares. Los primeros signos incluyen olvidos frecuentes, especialmente de eventos recientes, dificultades para encontrar las palabras correctas y pequeños errores en la toma de decisiones. En esta etapa, la persona aún puede llevar una vida relativamente independiente, aunque puede requerir ayuda ocasional en tareas complejas como la gestión financiera o la organización de viajes. A menudo, el diagnóstico de demencia no se produce hasta que los síntomas han progresado de forma más significativa.
2. Fase intermedia: deterioro cognitivo moderado
A medida que la demencia avanza, el deterioro de las capacidades cognitivas se vuelve más evidente. Las personas en la fase intermedia experimentan una mayor confusión y desorientación, lo que puede hacer que se pierdan en lugares familiares o que olviden nombres de personas cercanas. Además, es común que presenten cambios en la personalidad y el comportamiento, como irritabilidad, ansiedad o depresión. Las dificultades para realizar actividades diarias aumentan, y es probable que necesiten ayuda regular con tareas como vestirse, comer o mantener la higiene personal. En esta fase, la supervisión constante comienza a ser más necesaria, ya que pueden tomar decisiones arriesgadas o peligrosas, como salir de casa sin avisar o no recordar cómo regresar.
3. Fase avanzada: deterioro severo
La fase avanzada de la demencia se caracteriza por un deterioro cognitivo y físico profundo. La persona afectada pierde la capacidad de comunicarse eficazmente, muchas veces hablando en frases incoherentes o no respondiendo en absoluto. La memoria a corto y largo plazo se ve gravemente afectada, lo que incluye olvidar los nombres de familiares cercanos o no reconocer su entorno. Además, en esta fase suelen aparecer problemas de movilidad, lo que limita la capacidad de caminar o mantenerse de pie sin ayuda. Las personas en esta etapa son completamente dependientes de los demás para sus cuidados diarios, incluyendo alimentación, baño y movilidad.
Complicaciones comunes de la demencia senil
La demencia senil no solo afecta la memoria y el pensamiento; también puede provocar una serie de complicaciones físicas y emocionales que empeoran con el tiempo. A continuación, se describen algunas de las complicaciones más comunes.
1. Infecciones y problemas de salud
Las personas con demencia avanzada corren un mayor riesgo de desarrollar infecciones, especialmente infecciones respiratorias como la neumonía. Esto se debe a la disminución de la capacidad para tragar correctamente, lo que aumenta el riesgo de que los alimentos o líquidos ingresen a los pulmones (aspiración). Además, las úlceras por presión son comunes en personas que pasan mucho tiempo inmovilizadas. El sistema inmunológico también tiende a debilitarse, lo que aumenta la vulnerabilidad a diversas enfermedades.
2. Malnutrición y deshidratación
El deterioro cognitivo severo puede interferir en la capacidad de una persona para alimentarse adecuadamente. La pérdida de apetito, combinada con la dificultad para tragar, puede llevar a la malnutrición y a la deshidratación. En muchos casos, las personas con demencia avanzada no pueden expresar su hambre o sed, lo que requiere una supervisión constante por parte de los cuidadores para garantizar que reciban los nutrientes y líquidos necesarios.
3. Caídas y lesiones
La demencia afecta no solo la memoria y el pensamiento, sino también las habilidades motoras y la coordinación. Esto, combinado con la desorientación y los problemas de movilidad, aumenta considerablemente el riesgo de caídas. Las caídas pueden provocar lesiones graves como fracturas, que son especialmente peligrosas en personas mayores debido a su fragilidad ósea. Además, las personas con demencia pueden olvidar las limitaciones físicas que puedan tener, lo que las lleva a intentar realizar actividades sin ayuda, aumentando el riesgo de accidentes.
4. Problemas emocionales y del comportamiento
A lo largo de la progresión de la demencia, es común que las personas afectadas experimenten cambios significativos en su comportamiento. La ansiedad, la depresión, la agresividad y la apatía son frecuentes, lo que puede generar un gran impacto en la calidad de vida tanto del paciente como de sus cuidadores. Estos cambios emocionales pueden dificultar el manejo de la enfermedad, especialmente en el hogar.
Cuidados que requiere una persona con demencia senil
Según nos explican los profesionales en cuidado de personas mayores en Valencia Vitalhogar, el cuidado de una persona con demencia senil requiere un enfoque integral que cubra tanto sus necesidades físicas como emocionales. A medida que la enfermedad progresa, los cuidados deben adaptarse a las necesidades cambiantes del paciente.
1. Atención médica constante
Es fundamental que las personas con demencia senil reciban atención médica regular para monitorear su estado de salud y gestionar las complicaciones que puedan surgir. El tratamiento de la demencia incluye tanto la administración de medicamentos que pueden ralentizar el progreso de la enfermedad como la atención a cualquier problema de salud asociado, como infecciones o dificultades motoras.
2. Apoyo emocional y social
Además de la atención médica, es crucial proporcionar apoyo emocional y social a la persona afectada. La interacción regular con familiares y amigos puede ayudar a reducir el aislamiento social y mejorar el estado de ánimo del paciente. Las terapias ocupacionales y recreativas, como la musicoterapia, también pueden ser útiles para estimular la mente y mejorar la calidad de vida.
3. Cuidado a largo plazo y supervisión
En las fases avanzadas de la demencia, es probable que la persona necesite un cuidado constante y especializado. Las residencias de ancianos y los centros de atención para personas con demencia están diseñados para proporcionar un entorno seguro y supervisado. Sin embargo, muchos familiares optan por cuidar al paciente en el hogar, lo que puede ser un desafío físico y emocional. Es fundamental que los cuidadores reciban el apoyo necesario para gestionar el estrés y evitar el agotamiento.
4. Adaptaciones en el hogar
Hacer adaptaciones en el hogar puede facilitar la vida de una persona con demencia y reducir el riesgo de accidentes. Esto incluye la instalación de barandillas en pasillos y baños, la eliminación de alfombras que puedan causar caídas y la creación de una rutina diaria estructurada para ayudar a reducir la confusión. También es útil simplificar el entorno, eliminando distracciones y proporcionando recordatorios visuales claros para tareas cotidianas.
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