Cada vez son más los hombres y mujeres que se suman a las cifras de trasplantes capilares. El estrés, la herencia o algún problema puntual de salud puede acabar pasando factura en el cuero cabelludo y hacer que el pelo se caiga. Alopecia y calvicie son dos de los grandes problemas capilares que hacen que, cada año, más de 250.000 personas decide pasar por clínicas para mejorar su imagen acogiéndose a algún tratamiento.
Lo recomendable para evitar fraudes y evitar problemas es siempre es acudir a especialistas. La figura del tricólogo o médico experto en cabello y cuero cabelludo es clave para que los tratamientos, de verdad, supongan un cambio en el área afectada.
“La tricología es una ciencia un poco desconocida a nivel de masas, pero que tiene una importancia sumamente relevante. Es una rama de la dermatología que estudia la estructura del cabello. Es capaz de determinar si el trastorno capilar tiene origen bacteriano, nicótico, genético o producto de algún tipo de estrés. Este doctor, el tricólogo, es un medico acreditado que, especializado en la fisiología, patología y técnicas especiales para la recuperación del cabello” explican desde Medican Clinics, una de las clínicas capilares.
Pero, sobre todo, más allá de las garantías de la calidad del servicio y el aval del Colegio de Médicos, hay que tener en cuenta que, dentro de la oferta, hay ciertos aspectos a tener en cuenta de cara a garantizar que, en caso de necesitar poner una reclamación, ésta pudiera realizarse.
Para elegir el centro donde llevar a cabo cualquiera de los tratamientos capilares, incluidos los injertos, hay que tener en cuenta varios puntos para asegurarse todas las garantías.
Qué revisar antes de elegir centro
- Los profesionales que realizarán el tratamiento deben ser especialistas en tricología para que estén avalados por el Colegio de Médicos. Aunque los esteticistas pueden llevar a cabo tratamientos, no son médicos colegiados y especializados en cabello.
- Los precios deben reflejar el precio del tratamiento, pero deben facturarse también con IVA. Más allá de cumplir con los requisitos legales, que en caso de reclamaciones es vital. De hecho, hay que ver que el IVA sea el que le corresponde y no el reducido insular. Un detalle como este puede hacer que cualquier queja caiga en saco roto.
- Las facturas, como se mencionaba previamente, debe tener especificado el PVP y los impuestos que le corresponden detallados según las exigencias de la Agencia Tributaria. De no cumplirse con este tipo de especificaciones quedaría la vía civil, cuando se aceptara, y con la demora que supone.
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