Las encinas han sido una parte integral de la naturaleza y los paisajes rurales en España durante siglos. Son conocidas por su fuerza, longevidad y belleza y también por ser la base del alimento de una raza porcina de gran calidad que luego es muy bien valorada en el mercado.
Sin embargo, para asegurar su supervivencia en los siglos próximos es importante desarrollar y llevar a cabo calendarios y técnicas de poda adecuadas que promuevan su salud y vida, ayudando a evitar y prevenir la propagación de enfermedades y plagas.
En los entornos rurales, los bosques de encinas son claves al proporcionar alimento y hábitat para la vida silvestre, contribuir a la salud del suelo y la conservación del agua y ayudar a reducir los impactos del cambio climático al secuestrar dióxido de carbono.
Por qué promover una poda consciente
La poda es un aspecto crucial del mantenimiento de los árboles de forma saludable.
Cuando se realiza correctamente, la poda puede ayudar a eliminar las ramas muertas, enfermas o dañadas, permitiendo que el árbol concentre su energía en un crecimiento saludable. Además, ayuda a prevenir la propagación de enfermedades al descartar las ramas infectadas antes de que contanime otras partes del árbol.
Las encinas son un entorno básico para mucha fauna, incluidas aves, ardillas y ciervos.
Además, contribuyen a la salud del suelo y a la conservación del agua al proporcionar sombra, reducir la erosión y mejorar la fertilidad del suelo.
A la hora de planificar la poda es fundamental considerar el momento, las herramientas y las técnicas involucradas. El momento oportuno es fundamental, ya que podar durante la temporada equivocada puede estresar al árbol y hacerlo más vulnerable a enfermedades y plagas. Generalmente es mejor podarlas durante la temporada de inactividad, que suele ser en los meses en los que se esté a punto de salir del invierno. Es importante comprender el patrón de crecimiento y la estructura natural del árbol para fomentar también la mejor producción de bellota.
Tanto la poda de mantenimiento como la de formación o saneamiento, deben encargarse a empresas especializadas que cumplan con los estándares y tengan en cuenta técnicas propicias y ecológicas para no perjudicar cada árbol o ejemplar.
«La encina es uno de los árboles de más riqueza de la flora nacional. No deben podarse si se ven enfermas o tienen plagas, para lo que habría que tratarlas previamente. Tampoco si han recibido demasiada agua ya que podría perjudicar al ejemplar al estar sensible. Clave es también evitar las abusivas y solo cortar la parte necesaria y fomentar su correcta cicatrización, sino podría tener riesgo de pudrirse», explican desde Rogotex, expertos en limpieza y poda de encinas en Andalucía.
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