En los últimos años, el crecimiento de la demanda de sistemas térmicos eficientes ha llevado a un mayor interés por las normativas que regulan su funcionamiento. La implementación de estándares busca garantizar seguridad, ahorro energético y sostenibilidad en edificios residenciales, comerciales e industriales. Dependiendo del país o región, estas pueden variar, pero en general incluyen requisitos de diseño, materiales, mantenimiento y consumo.
Las instalaciones de climatización deben cumplir con leyes establecidas para garantizar que operen de manera segura. En muchas legislaciones, se exigen certificaciones que garanticen la calidad, la correcta manipulación de gases refrigerantes y ahorro en el consumo. Además, permite maximizar el rendimiento de los dispositivos, prolongar su vida útil y reducir el impacto ambiental. Las inspecciones periódicas también forman parte de estos procedimientos, asegurando que las unidades mantengan un funcionamiento óptimo con el paso del tiempo.
Existen diversos tipos utilizados para el control térmico en interiores. Los más comunes incluyen aires acondicionados split, centrales, de ventana y portátiles, cada uno con características y aplicaciones específicas. Los llamados VRF (Flujo de Refrigerante Variable) han ganado popularidad en edificios comerciales por su alta capacidad de adaptación a diferentes necesidades. Asimismo, las bombas de calor se han convertido en una opción sustentable al aprovechar para calefacción o refrigeración. Otro tipo de tecnología innovadora incluye los geotérmicos, los cuales aprovechan la temperatura del subsuelo para atemperar espacios con un menor consumo.
Entre las ventajas de estos se encuentra la posibilidad de mantener un espacio confortable durante todo el año, independientemente de las condiciones externas. Desde RCS Clima aportan que “Además, mejoran la calidad del aire interior al filtrar partículas y controlar la humedad, lo que resulta especialmente beneficioso en entornos donde se requiere una atmósfera saludable, como hospitales o centros educativos”. A su vez, el uso de equipos con tecnología permite un ahorro significativo al adaptar el consumo según la demanda térmica del espacio.
Los beneficios de contar con uno adecuado van más allá del confort, ya que contribuyen a la productividad en oficinas, promueven el bienestar en viviendas y favorecen la conservación de productos en industrias específicas. Asimismo, las regulaciones actuales fomentan la economía, lo que se traduce en una reducción de costos a largo plazo y en un menor impacto. En términos de sostenibilidad, las nuevas tecnologías permiten utilizar refrigerantes ecológicos con un bajo potencial de calentamiento global, lo que representa un paso importante en la mitigación del cambio actual.
El costo de estos varía según el tipo, la potencia requerida y la complejidad de ella. Los modelos básicos, como los aires acondicionados de ventana o los portátiles, son accesibles y fáciles de instalar, pero pueden presentar un mayor consumo a largo plazo. En contraste, los centrales o los de tecnología VRF requieren una inversión inicial más alta, pero ofrecen un menor costo operativo. Además, la inclusión de dispositivos con certificaciones puede representar un ahorro sustancial en las facturas de electricidad.
Al momento de elegir un equipo adecuado, es fundamental considerar factores como el tamaño del espacio, el aislamiento térmico, la cantidad de personas que lo ocupan y las condiciones de la región. Optar por soluciones sostenibles no solo mejora la calidad de vida, sino que también reduce el impacto ambiental y genera ahorros significativos en el consumo de energía. Apostar por tecnologías innovadoras y respetar las normas vigentes garantiza un uso responsable de los recursos y contribuye al desarrollo de entornos más confortables.
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