Lograr que un bebé o un niño pequeño duerma en su habitación es una batalla que madres y padres han tenido que librar desde siempre. Aquí hay algunos consejos para hacer que su espacio sea más acogedor y aumentar las probabilidades de que se quede en su cuna por las noches.
La iluminación, un tema clave para decoración del cuarto del bebé
Si hasta los adultos tememos a la oscuridad, es lógico que los bebés lloren cuando se despiertan en medio de la noche en un sitio solitario y oscuro.
Por eso, la iluminación nocturna con pequeños toques de luz o divertidos diseños como los apliques de pared de las Lámparas Ferm Living pueden ser un detalle que dé buenos resultados a la hora de dejar a los peques en su propia habitación durante la noche.
Hay que tener en cuenta que debe ser una iluminación suave que propicie el sueño y que no lo deslumbre cuando esté tumbado mirando al techo. Los apliques de pared combinados con una bombilla de luz tenue son los más indicados para este fin.
Colores divertidos para la decoración del cuarto del bebé
Aún si la casa tiene una decoración nórdica o minimalista, el cuarto de un bebé o de un niño no tiene por qué ser un sitio solemne. Pintar las paredes de algún color brillante, comprar cuadros con animales o poner una gran pizarra son formas de que los niños disfruten más de su lugar en la casa.
En el caso de que sea una vivienda de alquiler y los padres prefieran dejar las paredes de blanco para no tener problemas con el propietario, es posible jugar con los colores en los muebles o en los textiles. Un edredón con dibujitos o unas cortinas brillantes pueden dar un toque de color a ese rincón de la casa.
Si el peque ya tiene edad suficiente como para expresar de alguna manera sus deseos, dejarlo elegir algunos diseños puede ser una excelente idea. Permitir que decida sobre un cuadro o sobre la ubicación de sus juguetes puede ser la clave para que se sienta más a gusto en su habitación.
Estas pequeñas cuotas de independencia son muy necesarias a partir de los 2 años, ya que refuerzan su personalidad y aumentan su autoestima. Después de todo, a quién no le gusta sentirse escuchado por sus seres queridos.
Una cuna cómoda
La elección de la cuna no es una cuestión azarosa. Debe estar homologada, ser de superficies redondeadas, tener una distancia entre barrotes de entre 4,5 y 6,6 centímetros y una altura interna mínima de 60 centímetros. Todas estas medidas son para evitar que el bebé saque la cabeza entre los barrotes o escale la cuna y tenga un accidente.
Según la Sociedad Española de Pediatría, el colchón debe ser firme, sin llegar a ser demasiado duro. Es importante que sea resistente y transpirable y que el bebé no pueda hundirse en él. Hasta los dos años se desaconseja el uso de almohadas por riesgo de asfixia. A partir de esa edad, puede usarse una muy plana.
Colocar un móvil o un juguete por encima de la cuna es una forma de ofrecerle al bebé algo para mirar cuando esté tumbado. Sin embargo, es primordial que este objeto esté bien asegurado para evitar que lo tire y caiga sobre su cabeza.
Tomando en cuenta estos consejos, es posible comprar una cuna que sea segura y confortable para el pequeño. Si puede elegir el color de las sábanas o del edredón, seguramente se sienta más a gusto dentro de ella.
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