Es curioso que, en mayor o menor medida, los directores no suelen tener reparos en no ser estrictamente rigurosos con la historia. La protagonista de ‘Monte Veritá’ es un personaje inventado, a diferencia de todo el resto de personajes. ¿Por qué se decidió que fuese así? ¿Vino antes la idea de contar la historia de Monte Veritá o ya desde el comienzo estaba decidido que se iba a utilizar un personaje ficticio para guiar al espectador?
La idea ya estaba decidida. Investigando pensamos que podría ser otro de los personajes principales como Ida o Lotte. Sin embargo, queríamos un triángulo de personajes femeninos fuertes y, como se dice al final de la película, no sabemos quién fue el/la autor/a de las fotos de Monte Veritá. Es por eso que decidimos construir el personaje de cero. Ese vacío de la historia, esa ausencia de la firma, era la puerta por la que podíamos introducir e inventar un personaje ficticio.
Muchas figuras ilustres pasaron por la comunidad de Monte Veritá. No obstante, aquí los más significativos que aparecen son Herman Hesse, Otto Gross e Isadora Duncan. ¿La decisión de que aparezcan estos y no otros se tomó por el tiempo en el que se sitúa los hechos o es que no se quería desviar la atención de la historia principal introduciendo a muchos otros personajes famosos?
Herman Hesse estuvo allí en 1906, así que tenía sentido que apareciese. Erich Maria Remarque pasó por Monte Veritá casi una década después, sobre 1914, así que no sale en la película. Los personajes que aparecen son los que formaban parte de la comunidad en 1906. No queríamos hacer un documental. De hecho, ya hay un documental que muestra a toda la gente que pasó por allí a lo largo de 40 años. Era una cuestión estrictamente del periodo en el que se sitúa la historia.
En algunos lugares se dice que Thomas Mann pasó por Monte Veritá pero en otras fuentes ni siquiera aparece. La idea de un retiro en la montaña al que la burguesía de principios del siglo XX se traslada para sanar está muy relacionada con la literatura del escritor alemán. ¿Encontró en la investigación que emprendió para realizar la película algún indicio de su presencia en la comuna?
Sin lugar a dudas hay una relación con su literatura, pero no encontré ninguna evidencia de que visitara Monte Veritá. De hecho, estoy bastante seguro de que no estuvo. No obstante, Herman Hesse sí, y era muy amigo de Thomas Mann. Hay una foto muy divertida que muestra a ambos en Davos.
Monte Veritá fue un lugar para gente pudiente y con mucho dinero. Es la primera comuna de la historia pero se nota que hay una barrera de clase entre la gente que puede disfrutar de su libertad y la que no. Se compara con el movimiento hippie a pesar de que esa cuestión de clase esté mucho más presente en la burguesía de principios del siglo XX. En cierto sentido es desalentador. Es la idea de que “la libertad se paga”, como en la actualidad.
Es interesante porque los habitantes de Monte Veritá amaban la música de Richard Wagner que sus padres odiaban, así que era un poco como con The Beatles para el movimiento hippie de los 60. La diferencia de clase tiene mucho sentido ya que en aquel entonces viajar hasta allí era extremadamente caro. Por supuesto, existe una contradicción. A pesar de lo ricos que eran su intención era vivir en Monte Veritá de manera muy modesta por sus ideas filosóficas y ecologistas. Su realidad no era la misma que la de los jóvenes del movimiento ‘flower power’, aunque también en el movimiento hippie había muchos hijos de familias ricas.
A lo largo de la película se produce una evolución implícita en la protagonista (Hanna). Ésta se comunica, por un lado, a través del sonido y la respiración, en la evolución de su asma, y por otro, con el vestuario, ya que ella pasa de llevar vestidos de cuello alto a dejarlo al descubierto en Monte Veritá. ¿Cómo se trabajaron estos dos aspectos?
Teníamos una diseñadora de vestuario genial (Veronika Albert). Ella rodó Licht (Barbara Albert, Austria, 2017), una película austriaca de época que estuvo en el Festival de San Sebastián. Por lo tanto, tenía mucha experiencia en este tipo de proyectos de época. Cuando comenzamos a diseñar el proyecto hablamos de dos cosas: la primera era que mientras la protagonista estuviese en Viena ella tenía que verse ahogada por su entorno y que, conforme se fuese alejando de ese ambiente opresivo, debía verse cada vez más liberada de ese yugo que no la dejaba respirar. El segundo asunto del que hablamos es que, para conseguir este efecto, ella (Veronika) se podía dejar influenciar por el movimiento ‘flower power’. De esta manera, los vestidos, si los comparas con fotos de la época, son demasiado modernos para las fechas en las que la historia toma lugar.
En cuanto a la respiración, Marisa Reigner (la actriz que interpreta a Hanna) sabe cómo es un ataque de asma porque ella misma los sufre en la vida real. Sabía exactamente cómo debía actuar en cada situación. Cuando terminamos de rodar, Marisa volvió a grabar toda la película doblando su respiración para dar el énfasis exacto a cada momento. Creo que era importante ser precisos, ya que la respiración nos permite estar con ella en la película, respirar con ella y ponernos en su lugar.
Hay una especie de triángulo amoroso entre Lotte, Otto y Hanna. En un momento dado de la película, Hanna está intimando con Lotte y, sin embargo, al final decide irse para mantener relaciones sexuales con Otto. ¿Por qué se resolvió así?
Porque la conexión entre Lotte y Otto es conocida. Nosotros sabíamos que él le dio la sustancia para poner fin a su vida, pero también sabemos que ellos no tuvieron relaciones sexuales, ya que a Lotte le gustaban las mujeres. Aun así, no hay ninguna prueba de que ella tuviese una relación larga con ninguna mujer. Al final, nos gustaba este triángulo porque lo que Hanna necesitaba era una mentora, alguien que la dejase expresarse como artista. Esa mentora es Lotte. El hecho de que vaya a mantener relaciones sexuales con Otto después de que Lotte la bese es porque Hanna no está preparada para involucrarse con mujeres. Su relación con Lotte la tratamos como una relación entre almas gemelas más que como una relación lésbica.
Otto es un galán de toda la vida, un casanova, se acuesta con todas sus pacientes gracias a sus elocuentes psicoanálisis freudianos pero al mismo tiempo es un hombre comprometido con la liberación de las mujeres. Una figura muy actual, por cierto. Hay un momento en el que Lotte va a buscarlo a su habitación en medio de la noche. Él se despierta sobresaltado y le dice “estaba escribiendo sobre el patriacado, pero me estaba costando mucho”. ¿Hay ironía en ese diálogo?
Completamente. Otto es un personaje muy ambiguo. Tenía unos problemas enormes con su padre, se acostaba con sus pacientes, con las que tuvo tres hijos diferentes, pero él creía realmente en el fin del patriarcado y en la igualdad entre hombres y mujeres. Hay muchísimos aspectos cuestionables en su comportamiento, pero al mismo tiempo era un tipo con un trato muy políticamente correcto. En cualquier caso, esa línea de guion era absolutamente irónica.
¿Se utilizaron fotos originales de Monte Veritá para la película o fueron todo reconstrucciones? Las que se pueden ver en internet no muestran tanto movimiento como las de la película, y es precisamente el movimiento lo que convierte a Hanna en una artista rompedora para la época.
Hay fotos originales en el laboratorio, a veces pegadas en la pared. Muchas veces están desenfocadas. Esas fotos no están publicadas en internet precisamente por eso, porque una foto desenfocada no se considera una buena foto. En el archivo de Monte Veritá encontramos estas copias que involuntariamente habían salido desenfocadas. Eran preciosas. Nuestro director de fotografía sí lo hizo a propósito, imitando esa captura de movimiento presente en las fotografías originales.
Todavía hoy está muy presente el conflicto entre la maternidad y el trabajo, más concretamente el artístico. ¿Crees que la película llega a alguna conclusión a través de la historia de Hanna como fotógrafa y artista? ¿Abre algún nuevo camino para reflexionar al respecto?
Hay un conflicto en la película entre Hanna y su familia. Ella se plantea traer a sus hijos a la montaña pero le cuesta mucho. Era muy complicado entonces compaginar vida profesional y familiar. Ahora lo sigue siendo. Creo que lo importante de la película es que Monte Veritá es un lugar en el que una mujer como Hanna se hubiese sentido abierta de mente, a nivel sexual, artístico y vital. La libertad de un espacio de libre pensamiento y la capacidad de decidir sobre la propia vida es lo que la película quiere retratar.
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