El pasado 25 de octubre se llevó a cabo el plebiscito en el que, por primera vez desde 1980, los chilenos tuvieron la oportunidad de deshacerse de los vestigios de una dictadura que todavía les persigue. Chile necesitaba un cambio en su Constitución, pero ¿por qué? Te lo contamos en InfoDiario.es.
La Constitución actual de Chile data de 1980 y representa la herencia del régimen militar de Augusto Pinochet que tanto daño hizo al país. La sociedad chilena pedía un cambio inminente con el fin de consolidar el papel residual del Estado en la provisión de servicios básicos. Una petición que, desde el 18 de octubre de 2019 hasta marzo de 2020, ha sido motivo de protestas durante lo que se conoce como el «estallido social».
Las claves del cambio de la Constitución de Chile
La herencia de Pinochet en la Constitución de Chile
El origen de las protestas actuales y del «estallido social» se encuentra en la historia reciente chilena en la que el dictador Augusto Pinochet dejó una huella difícil de borrar. Catorce años después de su muerte la necesidad de cambiar la Constitución de Chile se ha vuelto inevitable. El país entero se ha unido para lograr este cambio social.
La Carta Magna ha sufrido sucesivos cambios desde su promulgación en 1980, siendo modificada sustancialmente en 1989 y en 2005. En la primera de las modificaciones (1989) se derogó el apartado que establecía un pluralismo político limitado. Este cambio acabó con la prohibición de ciertas ideologías, como el marxismo, que estaban vetadas. Más tarde, en 2005, bajo el mandato de Ricardo Lagos, se llevó a cabo una importante reforma de la Constitución que acabó con la figura de los senadores designados. Esta figura correspondía a aquellos cargos que eran elegidos por instituciones como las Fuerzas Armadas o la Corte Suprema y era fuertemente criticada ya que representaba a una fracción considerable del Senado que no había sido elegida por votación popular.
Muchos opinan que tras la última reforma (2005) la Constitución ya quedó purgada de los enclaves autoritarios, pero lo cierto es que fue proclamada por un régimen militar y, por la tanto, para una parte muy importante de la sociedad chilena es ilegitima de origen. Esta opinión quedó reflejada en las manifestaciones que tenían como fin último protestar hasta que se crease una nueva Constitución que acabase con la herencia de Pinochet.
El vestigio autoritario en la Constitución de Chile
La Constitución chilena fue concebida desde la desconfianza acerca de la posibilidad de que el pueblo fuese capaz de tomar decisiones razonables por sí mismo. El ejemplo de esta suspicacia se encuentra en numerosos puntos de la Carta Magna. Un ejemplo, es el rol de los partidos políticos, que siempre ha sido mínimo. El contenido de la Constitución de Chile es muy rígido y para su modificación serían necesarias mayorías de dos tercios o de tres quintos de los diputados y senadores en ejercicio.
Resulta una obviedad la persistencia de enclaves autoritarios en la Constitución chilena, que hacen prácticamente imposible la reforma de ciertas disposiciones. Hay cantidad de asuntos como el derecho a la seguridad social o la libertad de enseñanza que están totalmente congelados y que son justamente los derechos sociales que los chilenos reclaman.
El Estado Social de la Constitución de Chile
Otra de las exigencias del pueblo chileno respecto a la Constitución tiene que ver con los derechos sociales. El texto constitucional consagra un «Estado subsidiario» que no provee directamente las prestaciones que tienen que ver con la salud, la educación o la seguridad social, sino que esta provisión queda en manos del sector privado.
En un país en el que el sueldo mínimo son 320.500 pesos chilenos, lo que vendrían a ser 350 euros, es necesario un estado que proteja las necesidades sociales básicas como la sanidad o la educación. El «Estado subsidiario» simplemente se limita a vigilar cómo los particulares proveen estos derechos de forma privada. Esta privatización proviene del modelo de Pinochet, que en su Constitución cedió servicios básicos como la luz y el agua potable a manos privadas.
Hay un sector importante de chilenos que están demandando cambios estructurales y profundos en su país respecto a declarar y garantizar el ejercicio de determinados derechos sociales. Estos cambios conllevarían la incorporación a una Constitución de democracia liberal de elementos de un Estado social, además de garantizar su ejercicio.
En resumen, los chilenos este pasado domingo, decidieron sobre el futuro de su país y sobre la importancia de un cambio en su Constitución por tres razones:
- Su legitimidad de origen y la herencia dictatorial
- La distribución del poder político
- La necesidad de un Estado Social
¿En qué consistirá el cambio de la Constitución de Chile?
Casi 15 millones de personas eligieron en el plebiscito entre el «apruebo» dando luz verde al proceso constituyente o el «rechazo» dejando la institucionalidad tal cual estaba. Con un 78% de los votos los chilenos han conseguido derogar la Constitución del general Pinochet y con ello enterrar una parte de su historia, o al menos, marcar un punto y a parte en estos cincuenta años de legado dictatorial.
Los ciudadanos de Chile no solo votaron por una nueva Constitución, mediante una segunda pregunta, eligieron mediante dos opciones, el tipo de asamblea constituyente que redactará la nueva Carta Magna y cuyos miembros serán elegidos el 11 de abril de 2021. El 79% de los ciudadanos se inclinó en esta segunda pregunta por que todos los constituyentes de la “convención constitucional” sean escogidos por voto popular. El 21% restante optó por el modelo denominado “mixto”, en que la mitad de los miembros tenía que salir de las urnas y la otra mitad debían ser parlamentarios en ejercicio.
“Hasta ahora la Constitución nos ha dividido. A partir de hoy, todos debemos colaborar para que la nueva Constitución sea el gran marco de unidad, de estabilidad y de futuro, y se constituya en la casa de todos y en la ley fundamental de la república, respetada y legitimada por todos los chilenos” señaló el presidente de Chile, Sebastián Piñera. A lo que añadió sobre el cambio de Constitución en Chile, «este plebiscito no es el fin, es el comienzo del camino».
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