Podría decirse, que en lo que a ser detallista se refiere, existen dos tipos de personas: las que planifican todo al milímetro con tiempo más que suficiente de antelación; y aquellas otras, que lo van dejando y a las que al final les acaba pillando el toro. A los primeros no se les olvida ninguna de las fechas señaladas en el calendario, mientras que los segundos, incluso con alarmas y avisos en el calendario de su smartphone, les resulta difícil estar a la altura en aniversarios, cumpleaños, así como en otro tipo de días señalados como pueden ser el día de San Valentín o el día de la madre, teniendo que improvisar un regalo con el que no siempre se acierta. Con las flores y su belleza, es diferente.
Poco importa el grupo al que se pertenezca, ya que lo realmente importante es que una persona importante en la vida del protagonista se acuerde y esté presente, en la medida de lo posible, en tal señalado día. No pocos se estrujan el cerebro durante días, e incluso semanas, para dar con el regalo perfecto, algo para nada sencillo según que casos. Sin embargo, y tal y como comentan desde Iberflor, “las flores y plantas contienen belleza y son un regalo clásico, pero lo cierto es que en la actualidad, existe un enorme abanico tanto de variedades como de colores que nos permitirá sorprender incluso al que se crea ducho en esto de la floricultura”.
Y es que, son muy pocos los que saben y conocen el largo camino que, en no pocas ocasiones, han de recorrer las flores para llegar hasta nuestro país. Holanda, Colombia, Kenia y Ecuador se posicionan entre los principales exportadores de flor cortada del planeta. Por supuesto, cada mercado tiene un producto estrella, y mientras que en el caso de Colombia lo más exportado son los claveles, en el caso de Ecuador lo son las rosas.
Unas rosas, que cobran protagonismo cada 14 de febrero, con permiso de las enamoradas que las reciben. Y que ya en los tiempos de los romanos eran símbolo de Venus, la diosa del amor.
Pero estas rosas, al igual que el resto de las flores, son hermosas, aunque de belleza efímera. Desde que estas flores son cortadas, pasan por una serie de etapas para garantizar que aunque prácticamente agonizando, lleguen a los hogares listas para lucir su belleza antes de un triste final que estaba escrito antes de incluso su nacimiento.
La clave para su supervivencia está en la temperatura, pues no se debe obviar el hecho de que cuando son cortadas suelen superar los 24 grados centígrados, por lo que un enfriamiento demasiado brusco haría que se murieran, es necesario que su temperatura baje lentamente, para finalmente meterlas en cámaras a la temperatura adecuada. Tras el largo viaje desde el punto de producción hasta el vendedor final, un poco de agua para alejar la fatiga y el buen hacer del florista, las flores lucen su cara más bella, a pesar de ser uno de los productos perecedero más delicados.
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