Las ciudades están tan edificadas que difícilmente se logra encontrar un atisbo de lo que probablemente en el pasado hubo en ese mismo lugar. Los antepasados eligieron cuidadosamente el emplazamiento de lo que hoy son las grandes ciudades españolas, y lo hicieron, en muchos casos al lado de un río, lo que hace pensar que por aquel entonces había en esos lugares auténticos bosques de los que hoy no queda nada. Los árboles centenarios fueron sustituidos por ladrillos, el campo por asfalto y los animales que allí habitaban desaparecieron sin dejar rastro, aunque dieron paso a un nuevo depredador, el ser humano, que a pasos agigantados ha ido colonizando el planeta en el que mora y, ya de paso, arrasando con todo lo bello y natural que había en él.
Puede que fruto de ello, hoy, un no tan amplio grupo de la sociedad busque implantar espacios verdes en lugares en los que prácticamente ya no cabe ni un alfiler. “Las cubiertas verdes, así como los jardines verticales son una buena opción para mejorar la sostenibilidad de edificios y viviendas a la par que mejoran la relación ser humano-naturaleza, ampliando y proporcionando espacios para que mejore la biodiversidad” comentan desde Luxury Garden Center.
Los jardines verticales no cuentan todavía con suficientes adeptos, aunque cierto es que en el mundo de la restauración son muy empleados. Las cubiertas verdes, por el contrario, llevan años utilizándose, eso sí, no es sencillo identificarlas debido a que, por norma general, no están al alcance de la vista. No obstante, cabe comentar que existen múltiples cubiertas verdes. Su clasificación varía atendiendo al uso o finalidad de la cubierta, a la manera en que ha sido construida o a la inclinación que tienen. Así, por ejemplo, la clasificación en función del uso, de la vegetación y de los requisitos de mantenimiento distingue entre cubiertas verdes extensivas, semiintensivas, intensivas, naturalizadas y aljibes.
La extensiva es una cubierta muy poco vegetada y que requiere poco mantenimiento, la intensiva, por el contrario, busca proporcionar la misma sensación que un pequeño parque urbano. La semiintensiva está a medio camino entre las dos anteriores, mientras que la naturalizada busca fomentar el hábitat de una flora y fauna concretas. El objetivo principal de la cubierta aljibe es recoger el agua de la lluvia que posteriormente será empleada.
La mejora ambiental de la ciudad, el ahorro energético del edificio, el aislamiento acústico, la captación y acumulación de agua, el aumento de la biodiversidad y la recuperación de hábitats son solo algunos de los beneficios de instalar una cubierta verde, así que, ¿para qué esperar?
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