El trastorno por déficit de atención con o sin hiperactividad (TDAH) no es exclusivo de la infancia. Muchas personas llegan a la adolescencia o adultez sin haber sido diagnosticadas, lo que afecta su rendimiento académico, laboral y sus relaciones personales. Aunque los síntomas pueden variar según la etapa de la vida, la falta de atención sostenida, la impulsividad y las dificultades para organizar tareas son señales frecuentes que interfieren en la rutina diaria.
Contar con un psicólogo en Logroño que trabaje con enfoque clínico y experiencia en TDAH permite abordar el trastorno de manera personalizada. La intervención comienza con una evaluación diagnóstica completa, en la que se recogen antecedentes, se observan patrones de comportamiento y se aplican pruebas estandarizadas. Este paso es fundamental para distinguir el trastorno de otros cuadros clínicos con síntomas similares, como la ansiedad o del aprendizaje.
Una vez realizado el diagnóstico, el tratamiento suele centrarse en el desarrollo de habilidades que permitan mejorar el funcionamiento cotidiano. En adolescentes, esto incluye técnicas para organizar tareas escolares, controlar impulsos y mejorar la autoestima. En adultos, el enfoque puede orientarse a la planificación de objetivos laborales, el manejo del tiempo, la toma de decisiones y el fortalecimiento de habilidades sociales.
Las sesiones individuales permiten trabajar de manera específica sobre los síntomas que más interfieren en la vida del paciente. También se emplean estrategias de reestructuración cognitiva para modificar patrones de pensamiento que pueden generar frustración o desmotivación. La psicoeducación es otro componente central del tratamiento, ya que brinda herramientas para comprender el trastorno y afrontarlo con mayor claridad.
El trabajo con familias también es habitual, especialmente cuando se trata de adolescentes. Los profesionales brindan orientación a padres y cuidadores para que puedan acompañar de manera efectiva el proceso terapéutico. Esto incluye establecer rutinas claras, mejorar la comunicación y evitar dinámicas de conflicto que puedan reforzar la sintomatología. En algunos casos, también se recomienda el trabajo conjunto con centros educativos.
En el caso de adultos, el acompañamiento ayuda a comprender el impacto en la vida laboral, afectiva y social. Muchas personas que reciben el diagnóstico en esta etapa relatan dificultades persistentes que nunca habían asociado al trastorno. En este sentido, desde Psicología y Orientación, explican: «A través del tratamiento, se aprende a identificar obstáculos, establecer prioridades y reforzar comportamientos funcionales que mejoran la calidad de vida».
No todos los casos requieren medicación, pero cuando se considera necesaria, el psicólogo trabaja en conjunto con un profesional psiquiatra. Esta colaboración permite ajustar el tratamiento y hacer un seguimiento integral, contemplando tanto los aspectos emocionales como los neurobiológicos del trastorno.
También existen intervenciones grupales en las que se comparten estrategias, experiencias y herramientas para el manejo del TDAH. Estos espacios ofrecen una red de apoyo valiosa, especialmente para adolescentes, que pueden beneficiarse del contacto con otros jóvenes en situaciones similares.
El seguimiento terapéutico varía según la evolución de cada persona. En algunos casos, se logran mejoras significativas en pocos meses; en otros, se requiere un acompañamiento más prolongado. La constancia y la implicación activa del paciente son factores clave para el éxito de la terapia.
Buscar ayuda profesional es una decisión que puede marcar un antes y un después en la vida de una persona con TDAH. Un tratamiento psicológico adecuado permite conocer mejor el funcionamiento personal, desarrollar estrategias concretas y mejorar el bienestar general. Contar con un acompañamiento especializado ofrece herramientas reales para avanzar en los distintos ámbitos de la vida.
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