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La olla ferroviaria un plato tradicional y versátil en toda España

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Olla ferroviaria tradicional de hierro o aluminio, ideal para cocinar grandes cantidades de comida en reuniones familiares o eventos al aire libre.
Mujeres cocinando en una olla. Foto cedida.

Este tipo de olla es mucho más que un simple utensilio de cocina, se ha convertido en un símbolo de la gastronomía popular, especialmente en el norte de España. Su origen está ligado al ámbito de los trenes, donde los maquinistas las utilizaban de gran tamaño para cocinar durante sus jornadas de trabajo. Con el paso del tiempo, estos accesorios, conocidos también como putxeras, han trascendido su propósito original para convertirse en un imprescindible en las reuniones familiares y eventos al aire libre. Son perfectas para preparar grandes cantidades de comida, lo que las hace ideales para compartir con familiares y amigos.

La olla ferroviaria en Cantabria es especialmente popular debido a su tradición en las zonas rurales, donde se conserva la receta clásica que, a lo largo de los años, ha adquirido distintas variaciones. Este manjar es reconocido por su capacidad de reunir a las personas en torno a la mesa, siempre con una buena charla y, por supuesto, un buen vino de la tierra. En Cantabria, es habitual prepararla durante celebraciones importantes, como fiestas patronales o encuentros familiares, debido a su gran capacidad de saciar a grupos numerosos con una comida abundante y sabrosa.

Sus características principales son su tamaño y la robustez de los materiales con los que está fabricada. Las putxeras suelen ser de hierro o de aluminio, lo que permite que el calor se distribuya de manera uniforme y la comida se cocine a fuego lento. Este tipo, en su forma más tradicional, suele contar con una tapa que ayuda a mantener la temperatura y retener los sabores. Con ellas se pueden preparar una gran variedad de gustos, pero lo que las hace realmente especiales es la receta que se prepara en ella y que combina productos frescos de la tierra, como carnes, patatas, legumbres y verduras.

Una de las principales ventajas es su versatilidad. Su tamaño permite cocinar para muchas personas, por lo que se convierte en una opción excelente para reuniones o eventos al aire libre. Además, su diseño facilita la cocción de los ingredientes a fuego lento, lo que potencia los sabores y hace que los guisos sean mucho más sabrosos. Estas no solo son prácticas, sino que también favorecen la convivencia, ya que al ser un plato común, todos los comensales pueden servirse a su gusto y disfrutar juntos de la comida. Por todo esto, no es de extrañar que cada vez más familias opten por ella en sus celebraciones, especialmente cuando el clima permite hacer parrilladas o comidas al aire libre.

«Su diseño artesanal asegura una cocción uniforme, ideal para platos como la olla ferroviaria tradicional o el cocido montañés. No solo estás adquiriendo un utensilio, sino también una pieza que celebra la riqueza cultural», comentan en Ollas Ferroviarias de Cantabria. 

A pesar de la simplicidad de su preparación, ésta ha sabido mantenerse vigente a lo largo del tiempo. Y no solo en el ámbito rural sino también en la vida cotidiana de las familias españolas, que aprecian la posibilidad de compartir una comida casera y reconfortante. En un mundo donde todo parece ir a ritmo acelerado nos recuerda que la comida es mucho más que un simple acto de alimentarse, es una oportunidad para conectar, disfrutar y celebrar juntos. Al final, no se trata solo de lo que comemos, sino de cómo lo compartimos.

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