Dos horas antes del cierre de los colegios electorales, una fila de periodistas de los medios más variados se extendía a las puertas de Ferraz. La sede del PSOE, teñida del rojo característico del partido, acogía a simpatizantes y afiliados que esperaban con cierta incertidumbre los resultados del escrutinio.
Los primeros avances de participación fueron recibidos con positividad, como un buen indicio, pero con prudencia. Adriana Lastra fue la elegida para hacer el primer comunicado al respecto, en el que también destacó el papel de todos los hombres y mujeres que habían contribuído en una campaña electoral “feliz, de propuestas y en positivo”.
A partir de ese momento el silencio desde la cúpula del partido fue absoluto, manteniéndose a la espera, en Ferraz reinaba la cautela. Los periodistas sin embargo, no se despegaban de las pantallas en las que se emitía el recuento de votos. La sala de prensa se convirtió en un vaivén de datos de las distintas encuestas, así como de las primeras valoraciones que comparaban los escaños con los de la legislatura previa. Pedro Sánchez llegó a la sede socialista algo antes de las nueve y media de la noche y decidió seguir el escrutinio desde la quinta planta del edficio.
El porcentaje de votos escrutados avanzaba y a medida que este lo hacía, el ambiente pasaba de la cautela a la alegría contenida. A las diez de la noche, con más del 50% de voto escrutado la caída del PP era innegable. Entre los miembros del partido, la frase: “la derecha no suma” comenzó a ser repetida una y otra vez acompañada de abrazos y lágrimas de emoción.
Simultáneamente los primeros seguidores del partido comenzaron a ocupar la calle Ferraz, ondeando banderas con el logo del partido y muchos de ellos también, cargaban con banderas de España que contenían “la de todos” en la franja amarilla. El clima comenzó a ser festivo, más y más personas llegaban hasta el barrio de Moncloa- Aravaca y el recuento comenzó a confirmar la victoria.
Tras una larga espera, a las 23:57, después de que comparecieran los líderes de ERC, PNV, Unidas Podemos y a la vez que lo hacían Pablo Casado en Génova y Albert Rivera en Alcalá 253; Pedro Sánchez aparecía acompañado de su mujer “hace 11 años que no oíamos que el Partido Socialista ganaba las elecciones”, celebraba. Fue recibido con aplausos y vítores, pero no pasaron más de veinte segundo antes de que el grito “con Rivera no” comenzase a ganar fuerza hasta el punto de callar a Sánchez. Los simpatizantes no dudaron en recalcar que el suyo se trataba de un voto de confianza, no uno regalado y se mostraron claros en su negativa al pacto con Ciudadanos. La situación se repitió cuando Sánchez afirmó que estaba abierto a la negociación con todos los partidos en el marco de la Constitución, sin embargo hubo otro sector que comenzó a corear “Viva España, viva la Constutición” y “Viva España, viva el socialismo” ante lo que el expresidente se mostró sonriente.
El discurso concluyó con los tres objetivos principales del partido socialista fijados: luchar por la igualdad, seguido del fin de la confrontación territorial así como del fin de la corrupción. El partido interpretó los resultados electorales como una imagen democrática de cara a Europa y al mundo, de lucha contra el totalitarismo. Además, Sánchez quiso recalcar la importancia de acudir en las urnas también en las elecciones autonómicas y europeas y finalmente, se comprometió a crear “la España que quieres”.
