El Mobile World Congress de Barcelona se ha visto interrumpido este año debido a las más de veinte bajas de diferentes compañías que ha sufrido. La empresa organizadora GSMA anunció ayer que la feria se cancelaba definitivamente por el brote de COVID-19 (denominación acuñada por la OMS para el coronavirus). Pese a ello, las autoridades han insistido en que no existe ningún riesgo sanitario.
El miedo por contraer el COVID-19 parece haber superado las ganas por presentar los innovadores proyectos de las grandes compañías tecnológicas en el MWC. Este miércoles la GSMA anunció la cancelación de la feria tecnológica más conocida a nivel mundial, prevista para los días entre el 24 y 27 de febrero. La principal causa provocado su cancelación han sido las deserciones de las grandes empresas que acuden a esta. Algunas como Vodafone, Facebook o Intel decidieron no viajar hasta Barcelona para no poner en riesgo a sus trabajadores. A pesar de ello, las autoridades nacionales y catalanas han insistido en que no había riesgo sanitario alguno.
El verdadero coste de cancelación
La suspensión del evento conllevará consigo un coste millonario para las empresas y la capital catalana. Las pérdidas para hoteles, restaurantes o taxis ascienden a más de 500 millones de euros. En el comunicado lanzado por la GSMA se lanzaba el siguiente mensaje: “Las administraciones respetan y entienden la decisión. Continuaremos trabajando con las autoridades locales al unísono y nos apoyaremos para el Mobile World Congress 2021 y ediciones futuras”. Tras las palabras del responsable de la feria, John Hoffman se esconden los verdaderos intereses políticos y económicos. Estos han contribuido a desatar una verdadera batalla entre las empresas y la GSMA. Una confrontación que se desató el pasado 5 de febrero cuando el fabricante de LG abrió la veda al anunciar que suspendía su presencia en el congreso por el temor al coronavirus.
Esta primera deserción trajo consigo una veintena más que ni la GSMA ni las autoridades catalanas han sido capaces de frenar. Sin embargo, el vaso colmó el miércoles con la baja de los grandes operadores europeos como Vodafone, Deutsche Telekom y BT. Telefónica, que ejercía de anfitrión, prefirió mantenerse al margen.
Los esfuerzos por incluir medidas para evitar el contagio del coronavirus de los organizadores del WMC han resultado insuficientes para las grandes compañías. Pasaron de proponer cambiar los micrófonos constantemente o sugerir el mínimo contacto físico entre asistentes a prohibir la entrada de viajeros provenientes de Hubei. También plantearon exigir a los asistentes que demostraran que no habían estado en China en los últimos 14 días. Incluso se barajaba tomar la temperatura corporal a los asistentes a la entrada. Pero al parecer, el temor al COVID-19 ha podido con todo esto. Una pérdida de más de 100.000 participantes de todo el mundo que ya no llenarán la capital catalana estos días.
Foto: Nacho Doce/Reuters
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