El pasado domingo el Chester de Risto Mejide emitió una de sus entrevistas más duras. El pianista británico James Rhodes contó la experiencia que ha marcado su vida: los abusos sexuales que sufrió durante cinco años de su infancia. Decidió contarlo por primera vez cuando tenía 35 años porque asegura “sigo pensando que fui su cómplice, no una víctima, porque callé”.
Rhodes nació en Londres a principios de los años 70. Comenzó el colegio en el Arnold House School donde, con solo seis años, su profesor de educación física comenzó a abusar de él. Al principio solo parecía que le prestaba más atención que al resto de compañeros. Después vinieron los regalos hasta que finalmente un día le pidió que se quedara después de clase, entonces “me llevó a un cuarto. Cerró la puerta y me violó”.
Así relataba James el inicio del infierno que vivió durante cinco años de su infancia y cuyas consecuencias siguen presentes ya que como él mismo contaba «es una sentencia de por vida. La vergüenza y la inestabilidad emocional me acompañan». Además de las secuelas psicológicas como el estrés postraumático que aún sufre, el pianista tuvo que ser operado de la espalda como consecuencia de la agresividad del pederasta.
Risto Mejide se sorprendió porque durante esos cinco años el entorno de James no se dio cuenta de lo que estaba ocurriendo. Los profesores e incluso sus propios padres miraron hacia otro lado. Rodhes trataba de explicarlo: “para un padre, reconocer que esto le está pasando a su hijo requiere un nivel de honestidad muy difícil de encontrar”. Durante el programa intervino Manuel Barbero, el padre que denunció el Caso Maristas con el que consiguió destapar a 12 pederastas y más de 37 víctimas. Tras la intervención de Barbero, el británico confesó que “ojalá mi padre hubiera sido como tú”.
James también quiso reivindicar la necesidad de que el Gobierno Español saque adelante la reforma del Código Penal con la que se busca eliminar la prescripción de este tipo de delitos. El pasado diciembre, el Gobierno ya aprobó el anteproyecto de la Ley Orgánica de Protección Integral a la Infancia y la Adolescencia frente a la Violencia, donde se pretende que el inicio del plazo de prescripción comience cuando la víctima cumpla los 30 años y no con la mayoría de edad como se establece actualmente. A pesar de este avance, Rhodes instaba a Sánchez a seguir adelante con el proyecto y convertir así a España en un país pionero en la lucha contra los abusos sexuales en la infancia.