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“Huí de mi país debajo de un camión”: la crisis migratoria de Canarias en primera persona

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Crisis migratoria Canarias

Más de 41.800 inmigrantes llegaron a España en situación irregular en el año 2020, un 29% más que en 2019. En concreto, a las islas Canarias llegaron 23.023 migrantes, cuando en 2019 fueron solo cerca de dos mil los que alcanzaron las islas. Un 756,8% más en un año. Se habla mucho de números, pero detrás de cada cifra hay una persona, una vida. Las víctimas de la crisis migratoria en Canarias son ellos. 

La vida de Ilyass Boujdar cambió cuando, con ocho años, se ató a los bajos de una camioneta junto con su hermano, de diez. Llenos de barro para despistar a los perros de la policía y sin saber muy bien dónde acabarían, pero con la certeza de que tenía que haber algo mejor. Huían de la pobreza, en busca de esa vida que muchos europeos tenían en las ciudades más ricas de Marruecos. Mientras, en las ciudades pobres, otros como ellos dejaban de ir al colegio y sobrevivían a duras penas con lo poco que tenían, sin luz, sin agua y prácticamente sin comida.

Ahora ya no le importa hablar de ello y ha decidido contar su historia en sus redes sociales. Tiene claro que su objetivo es convertirse en trabajador social para “aportar su granito de arena y ayudar a los niños del mañana a encontrar un futuro”. Pero el proceso fue duro. “Muchas veces mi madre no cenaba por darnos la comida a nosotros”, cuenta Ilyass. Ni regalos, ni una bicicleta, ni ropa nueva. Nunca. Incluso acceder a la educación e ir al colegio era difícil, ya que el más cercano estaba a 10 kilómetros y tenían que salir de casa dos horas antes para llegar a tiempo.

Para ayudar a su madre y buscar una situación económica mejor, ahorraron un poco de dinero, cogieron un autobús a Tánger y se ataron con unas cuerdas a los bajos de un camión. Sabían que serían transportados por un barco rumbo a Europa, pero no tenían ni idea de en qué país acabarían. “Una vez llegamos a España, el camión hizo una parada y mi hermano se bajó a mear, el tráiler continuó y se quedó en tierra, mientras yo aún seguía atado”. Ahí Ilyass perdió el rastro de su hermano y no se volvieron a reencontrar hasta años después. Uno, se quedó en Murcia; el otro, llegó a Valencia.

Con ocho años, hambriento, cansado y solo, se bajó en la ciudad de Valencia. Sin tener a dónde ir y sin entender el idioma, se quedó durmiendo debajo del puente del río Turia durante una semana. Luego, la policía lo encontró y pasó los siguientes cuatro años en el centro de menores de Alboraya. Allí aprendió el castellano, después el valenciano, y vio por primera vez lo que era dormir en una cama.

«CUANDO LLEGUÉ AL CENTRO COGÍ LAS MANTAS Y ME PUSE A DORMIR EN EL SUELO, NUNCA HABÍA VISTO UNA CAMA»

“Stop invasión”

“Stop invasión” es el mensaje más escuchado en la crisis migratoria que vive Canarias desde el año pasado. Son muchos los discursos protagonizados por el presidente de VOX, Santiago Abascal, en la tierra del carnaval y del mojo picón. No sorprende a nadie, por tanto, que la tensión social entre los vecinos y las personas migrantes en la isla crezca cada vez más. Una tensión que acaba traduciéndose en violencia y radicalización.

Con la bandera de España en la mano, se habla del archipiélago como una tierra invadida. “Esta crisis migratoria está llevando a Canarias a la inseguridad, a la ruina, con sus habitantes en el paro mientras los inmigrantes se bañan en las piscinas de los hoteles”. Son palabras de Santiago Abascal. Se habla de esto con lenguaje bélico, como si se tratase de una guerra de nosotros vs ellos.

Las manifestaciones contra el gobierno se han convertido en batidas organizadas de persecución a los inmigrantes. Se han llegado a realizar “cazas” en municipios turísticos del sur de Gran Canarias con mensajes como “hay que matar a los moros” o “si viene un moro, o se despierta en la UCI o en una caja”. Se habla con odio y racismo, desde la cómoda posición privilegiada que ofrece vivir en nuestro país. Desde un sitio seguro. Eso es lo que buscan ellos. El suyo.

El de Ilyass

“Es normal que algunos de esos jóvenes, muchos de ellos menores, hagan gamberradas o tomen malas decisiones, porque no tienen ninguna educación”, dice Ilyass. Cuando no se tiene nada que perder es más fácil equivocarse, pero el discurso xenófobo de muchos no tiene nada que ver con los índices de criminalidad.

La criminalización de los marroquíes es algo que parece estar dentro del imaginario colectivo en esta crisis migratoria. Por eso, el delegado del Gobierno en Canarias, Anselmo Pestana, declaró que «la tasa de criminalidad se cerró con un 38,7% en 2020, la más baja de los últimos cuatro años». De hecho, muchas de las infracciones que se cometen son delitos de falsedad documental.

La educación es lo más importante para ellos. “Cuando me preguntan, ¿tú crees que hay racismo en España? 100% sí”, dice Ilyass. “Todos los que son racistas han tenido la suerte de nacer en un país donde tienen comida, sino no dirían lo mismo. Tú no sabes la vida que ha tenido esa persona, ¿te crees que ha querido dejar a sus padres y a su tierra para venir aquí?”

«TÚ NO SABES LA VIDA QUE HA TENIDO ESA PERSONA, ¿TE CREES QUE HA QUERIDO DEJAR A SUS PADRES Y A SU TIERRA PARA VENIR AQUÍ?»

Sus años en el centro de menores de Alboraya fueron muy buenos precisamente por los cuidados que recibió, aunque a los 12 años le trasladaron a otro centro de protección en Aldaia, donde “la historia cambió bastante”. Ya no eran niños, algunos educadores no estaban tan preparados y la situación era más dolorosa. “El resto de críos del centro eran españoles y solo vivían ahí entre semana. Imagina la tristeza de ver que llega el fin de semana y todos los padres recogen a sus hijos mientras te quedas ahí, solo”.

Sin embargo, no estaba solo. Ilyass se había podido reencontrar con su hermano después de haberlo perdido el día que huyeron bajo el camión. Vivieron juntos en el centro de menores, hasta que cumplieron 18 años. “Incluso el mismo día de tu cumpleaños, te encuentras con la maleta hecha y en la calle, ¿cómo vas a buscarte la vida otra vez?”. Otra vuelta a empezar.

crisis migratoria Canarias

Actualmente tiene 23 años y trabaja como educador del grupo Scout en el que estuvo durante toda su adolescencia. Gracias a ese grupo y a sus monitores pudo soportar mejor la experiencia de vivir en el centro, conoció a grandes amigos, estudió dos grados de hostelería y turismo y entró en la carrera de Trabajo Social.

7 años de la mayor tragedia migratoria

Por vía marítima, llegaron a España 40.106 inmigrantes a lo largo de 2020 y las cifras de personas desaparecidas o fallecidas en el mar Mediterráneo alcanzan las 945 personas desde que los datos empezaron a contabilizarse en el año 2014, según la Organización Internacional para las Migraciones.

En su paso por el centro de Alboraya, Ilyass conoció a otros marroquíes en su misma situación, con los que pudo hablar en su idioma hasta que empezó a aprender español. Muchos de ellos habían venido en patera y habían perdido familiares y amigos por el camino. “Yo pensaba que mi huida había sido dura, hasta que los conocí a ellos”.

«esos niÑOS MARROQUÍES HABÍAN VISTO COMO SUS AMIGOS SE AHOGABAn PORQUE LAS PATERAS SE HUNDÍAN»

Crisis migratoria Canarias
Lectura del manifiesto de la @marchaporladig1 en recuerdo a la tragedia del tarajal. Cuenta de Twitter dedicada a la memoria de las víctimas.

Esta semana se cumplen siete años de la mayor tragedia migratoria, la denominada «tragedia del Tarajal». El 6 de febrero de 2014, un grupo de más de 200 personas intentó entrar a nado en España. La actuación de un operativo que descargó sobre ellos material antidisturbios (pelotas de goma y botes de humo) acabó con la vida de quince inmigrantes, que murieron ahogados en la frontera del Tarajal.

El caso, muy sonado tanto a nivel nacional como internacional, se constituyó como la mayor tragedia migratoria y acabó en los tribunales por delitos de homicidio y denegación de auxilio. Sin embargo, la sentencia ha sido archivada en tres ocasiones, sin justicia para las víctimas ni para sus familias.

No existe una definición única de lo que es el “discurso del odio”, pero podría considerarse una forma de ataque contra grupos minoritarios por motivos de etnia y religión. En esta crisis migratoria, los discursos de odio contra los inmigrantes en Canarias están muy presentes. Están aumentando la tensión social y la violencia, tanto que son advertidos de tener prudencia si salen a la calle.

Llegan a España con deseos de una vida mejor, sin educación y con miedo. Y solo alguien que lo ha vivido es capaz de comprenderlo. Ilyass. La crisis migratoria de Canarias es insostenible, también para ellos. No son solo números, también son personas. 41.800 vidas.

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