Expertos en el área ambiental como Ángela Ventura, científica ambiental, y Javier Solís, ingeniero de software, ambos ganadores de la última edición del Climathon de Sevilla, aseguran que estamos avanzando en nuestro camino hacia la descarbonización y a la transición verde y sostenible. Aún así, coinciden en que la gran materia pendiente en la cuestión climática es la educación ambiental.
A riesgo de acoger hábitos de buenas prácticas por moda más que por concienciación, Ángela resalta que todavía la cuestión ambiental se mueve en nichos cerrados. «Hay que fomentar la educación ambiental desde edades tempranas, enseñarles a los niños lo que es la ecoetiqueta, que no tiren basura al suelo pues así evitamos la creación de islas de plástico, enseñarles a reciclar y separar los desechos. Pequeñas acciones que contribuyan a crear un movimiento verde en la sociedad para que las grandes empresas – principales emisoras de materia contaminante- apuesten por un modelo de producción más sostenible», concluye Ángela.
Bajo esta tónica, Javier destaca que a pesar de que haya un porcentaje de la sociedad más concienciado a raíz de esta moda ‘ecofriendly’, muchas veces se cae en el sensacionalismo, creando bandos y alejando así del principal objetivo: aceptar el cambio climático como un proceso científico y aportar una solución a los retos desde este enfoque.
«No se trata de opinión, sino de un hecho científico»
«Parece un tema de opinión, y no es si existe o no, no se trata de un estoy de acuerdo o no. No es un: «el cuadro es verde o es rojo; es un hecho científico»», destaca con énfasis Ángela.
«Existen estudios y datos del IPCC (lntergovermental Panel on Climate Change- Panel intergubermental del cambio climático) que demuestran que existe un modelo. No es necesario que aparezcan los exagerados que manchan cuadros para hablar de la existencia de los impactos negativos en el clima que tan bien le vienen al movimiento negacionista, hay que llegar a un término medio», añade.
La situación le recuerda al caso de la petrolera Exxon Mobile, compañía que conocía desde 1970 los efectos perjudiciales de las emisiones de CO2 a la atmósfera y prefirió no compartir los resultados del análisis promovida por la avaricia del negocio.
Pequeños gestos que suman
Sin embargo, este año al finalizar la COP27 los países decidieron la apertura de un fondo para paliar los damnificaciones climáticas en países vulnerables como Tuvalu, primeros refugiados climáticos.
No obstante, muchos de estos países, aunque en su conjunto cumplen con las restricción de emisión de CO2, no son ejemplo de buenas prácticas. «China o EE.UU. priorizan producir sin importar la contaminación aprovechándose de los pasaporte CO2», asegura Ángela. Aun así destaca que «todo esfuerzo y todo cambio que beneficie al cambio climático será positivo, pues aunque avance lentamente, lo importante es conseguir poco a poco una alineación completa y una concienciación de la importancia de la lucha contra el cambio climático».
Reciclar y comprar con conciencia
«Es tan fácil como votar con la cartera», concluye Javier, quien comenta que con el aumento de la demanda de productos con etiquetas amigables con el medioambiente podrá cambiar la oferta de las empresas y con ese simple gesto alcanzar una producción más sostenible alineada con los objetivos de la agenda 2030″.
Pero sin duda alguna, ante la cuestión de ¿cómo podemos ayudar? ambos lo tienen muy claro: reciclar. «Aunque todo creamos que va al mismo contenedor no es así y separar los residuos es algo que ayuda mucho, el contenido del contenedor orgánico se utiliza para generar biogás, así con un simple gesto en casa ya estás dando un gran paso en materia ambiental».
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