El pasado sábado tuvo lugar un atentado en un centro educativo de Kabul. La escuela donde se produjo el ataque se encuentra en el barrio Dash-e-Barchi, de minoria chií hazara, situado al oeste de la capital afgana.
Hacia las 16:30 hora local, un hombre se aproximaba al centro a pie, cargado de explosivos. El personal de seguridad le impidió el acceso a la escuela e inmediatamente se inmoló. Las imágenes muestran varios cuerpos ensangrentados y personas que cargan heridos apresuradamente. El portavoz de Salud Pública, Almal Samsor confirmaba que un total de 24 personas fallecieron en el ataque, 17 de ellos menores de edad que estudiaban en el centro. Además, hubo 57 personas heridas que «se encuentran estables y fuera de peligro» según declaró Samsor.
La autoría del atentado está aun por determinar, aunque varios medios locales responsabilizan al autodenominado Estado Islámico del ataque en la escuela de Kabul. La comunidad hazara ha sido atacada en repetidas ocasiones por el grupo terrorista que los considera apóstatas. Sin embargo, los talibanes tomaron distancia de inmediato con este hecho. Su portavoz Zabihullah Mujahid afirmababa que «la bomba no tiene nada que ver con los combatientes del Emirato Islámico», nombre autoimpuesto también.
El presidente del Consejo Superior para la Reconciliación Nacional, Abdullah Abdullah calificaba el ataque a la escuela de Kabul de «inhumano». Rechazando que se pueda defender ningún valor o religión con el asesinato de niños y estudiantes inocentes. Desde la comunidad internacional también se ha condenado de manera rotunda el atentado. La misión de la ONU en Afganistán (UNAMA) mostraba su «profunda aversión» a una acción contra jóvenes civiles de manera selectiva y deliberada. La UNAMA ha destacado en un comunicado que los responsables deben rendir cuentas, «no se puede permitir que la violencia gane». Además, recalca la necesidad de «redoblar los esfuerzos para detener la creciente violencia, en especial la que afecta a civiles». Dado que este atentado se ha dado en un clima cada vez más grave de violencia. Solo en la última semana han fallecido 51 civiles y 137 han resultado heridos en ataques talibanes, atentados suicidas y explosiones, según cifras del Ministerio del Interior.
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