Los alemanes han hablado. Este domingo se celebraron las elecciones más emocionantes en años. La salida de Merkel del plano político ha convertido a estos comicios en unos de los más importantes, no solo para Alemania sino también para la Unión Europea y su papel en el mundo.
Con un 76.6% de participación y con un 40% de votantes por correo, el Partido Socialdemócrata alemán (SPD) consiguió el mayor porcentaje de votos, aunque con una diferencia muy ligera respecto a la segunda fuerza política, la Unión Demócrata Cristiana (CDU), que hasta entonces había liderado Angela Merkel.
El SPD, partido que lidera el vicecanciller alemán, Olaf Scholz, consiguió un 25.7% de los votos mientras que la CDU, el partido que ha gobernado en Alemania durante los últimos 16 años, cayó casi diez puntos (24.2%) respecto a los resultados de 2017 (32.9%) con Armin Laschet al frente. Se trata del peor resultado de la CDU hasta la fecha, aunque realmente solo le separa un 1.5% de la primera fuerza política. Lo cierto es que cualquiera de los dos líderes podría convertirse en canciller de Alemania, pero su presidencia recae ahora sobre los partidos minoritarios que más representación han conseguido: El Partido Democrático Libre (FDP), que ha conseguido un 11.5% y Los Verdes, con un 14.6%.
Olaf Scholz fue uno de los ganadores de la noche. El SPD no había ganado unas elecciones desde 2002 y hace un año perdió las primarias de su partido frente a dos candidatos poco conocidos. Hasta ahora vicecanciller de Alemania, ha conseguido aunar el voto incluso de zonas que tradicionalmente habían estado lideradas por la CDU. El voto por correo parece que también le ha ayudado a ser el vencedor de la noche, quizá porque estos se emitieron en el punto álgido de su campaña.
Posibles escenarios
El sistema electoral alemán dificulta que los partidos puedan gobernar en mayoría. De hecho, en Alemania siempre se ha gobernado en coalición con otros partidos y el sentido de negociación está muy asentado en la política del país. Cabe recordar que hasta ahora habían gobernado la CDU y el SPD en coalición, que representan líneas ideológicas totalmente diferentes. Ahora mismo, los posibles escenarios son los siguientes:
- Coalición semáforo. El SPD de Olaf Scholz en coalición con Los Verdes y los liberales (FDP). Sumarían un 51,8%.
- Coalición Jamaica. La CDU de Armin Laschet en coalición con Los Verdes y el FDP. Sumarían un 50,3%.
- Coalición Kenia. Aunque menos probable, no sorprendería que, si las negociaciones con los liberales y los verdes no prosperan, los dos grandes partidos volvieran a aliarse para evitar una repetición electoral, eso sí, con el apoyo de Los Verdes. Sumarían juntos una amplia mayoría, 64,5%.
En la ronda de elefantes de ayer, un debate que los candidatos hacen justo cuando se tienen los resultados provisionales para poner sobre la mesa de nuevo los puntos de su programa y donde se estiman los primeros movimientos de coaliciones, el FDP optó por inclinarse hacia el centro derecha (coalición Jamaica). Parece que van a ser Los Verdes y el FDP quienes empiecen a negociar primero entre ellos para después exigir sus prioridades a los grandes partidos. Es necesario recordar que están en juego muchos ministerios de gran interés, como la cartera de Finanzas o la vicecancillería.
FDP y Los Verdes, partidos decisivos
Aunque los dos grandes partidos han conseguido el mayor porcentaje de voto, son la tercera y cuarta fuerza política quienes van a decidir el rumbo de la política alemana. Los Verdes casi han duplicado los votos que obtuvieron en las elecciones de 2017 y se convirtieron en los grandes ganadores de la noche. El trasvase de votos les vino de todos los partidos, pero especialmente de la CDU.
Por otro lado, aunque el FDP no ha cambiado mucho su porcentaje de voto respecto a los comicios de 2017, ha conseguido absorber 250.000 votos de la ultraderecha (AfD) y de la izquierda (Die Linke), aunque ha perdido 430.000 hacia Los Verdes y el SPD.
Die Linke, salvados por la campana
No se podría considerar a Die Linke el único perdedor de estas elecciones, aunque casi acaba fuera del Bundestag, porque la CDU podría quedarse sin la cancillería. Sin embargo, la izquierda ha perdido casi la mitad de sus apoyos, que se han repartido entre prácticamente todos los partidos. Llama la atención, sobre todo, el trasvase de 110.000 votos a la ultraderecha. De hecho, Die Linke es el único partido que ha traspasado sus votos a la AfD aunque ideológicamente representen todo lo contrario. También destaca los 100.000 votos que han ido parar al FDP.
Durante toda la noche, Die Linke se posicionó en el 5% de los votos, justo al borde de la barrera electoral necesaria para entrar al Bundestag. Esta madrugada, no obstante, su porcentaje descendió al 4.9%, algo que le habría costado sus escaños si no fuera por sus mandatos directos. La izquierda se queda, en este sentido, a 5 escaños de sumar mayoría.
Ni los alemanes ni los politólogos esperan un cambio en la política alemana. La figura de Olaf Scholz es muy moderada y parece que va a seguir con la línea que Angela Merkel ha seguido durante todos estos años, y lo mismo sucede con el candidato de la CDU. Lo cierto es que quien sea el próximo canciller de Alemania tendrá que enfrentarse, exteriormente, al pulso entre Estados Unidos y China, que es el principal socio comercial alemán; la posible crisis humanitaria tras lo acontecido en Afganistán y las relaciones con Rusia y el Nord Stream 2.
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