En estos últimos años hemos sido testigos de una gran revolución sexual. Se ha perdido el miedo a hablar (y reivindicar) el sexo, el placer femenino, la masturbación, las diversidades sexuales y un largo etcétera. Pero, ¿qué pasa cuando se quiere rechazar libremente el sexo?
La asexualidad es la orientación sexual que se caracteriza por no experimentar atracción sexual hacia ninguna persona, independientemente de su género. Se trata de un espectro enorme lleno de matices, y de manera general, incluye a las personas que nunca experimentan atracción sexual (asexuales); personas que sí experimentan atracción sexual, pero con poca o con menos frecuencia (grisexuales); y personas que para poder sentir atracción sexual necesitan establecer un vínculo emocional fuerte con la otra persona (demisexuales).*
Las personas que pertenecen al colectivo conviven con todo tipo de discriminaciones y violencias diarias. “De nada sirve que cada persona sea libre de tener sexo si no se comprende ni respeta que cada persona también es, al mismo tiempo, libre de no tenerlo”. Son las palabras de Raen, que descubrió su orientación sexual hace dos años, gracias a activistas asexuales que encontró en Internet.
“De nada sirve que cada persona sea libre de tener sexo si no se comprende ni respeta que cada persona también es, al mismo tiempo, libre de no tenerlo”
Soy Raen, una persona asexual birromántica y sex-repulsed. Suelo hacer hilos sobre asexualidad, y siempre tengo los md abiertos para lo que sea ^^
A veces desaparezco un poco, pero estoy descansando y recuperando fuerzas. Que no os de apuro hablarme, os leeré cuando vuelva 💜
— Eny (@Acey_Cat) December 29, 2020
“Las personas que no disfrutan o no desean mantener relaciones sexuales se ven sujetas a mucha presión social ya que el mensaje impuesto por la sociedad es que el sexo es lo más importante, a todo el mundo tiene que gustarle, es un objetivo a lograr y un fracaso si no lo tienes… Y esto es un peligro para todo el mundo, no sólo para quienes no quieren tenerlo nunca”, expresa Raen.
“¿Asexual? ¿Eso existe?”
Si preguntas a una persona asexual cuáles son los clichés y estereotipos a los que se enfrenta, la respuesta es interminable: que “no saben lo que se están perdiendo”, que “cuando lo prueben cambiarán de opinión”, que “no existe”, además de los comentarios que se le dicen a cualquier persona que no sea heterosexual: “es una fase”, “eres demasiado joven para saberlo, “es una moda”, “lo dices para sentirte especial”, “es por un problema biológico”…
La asexualidad suele ser comparada con el celibato, con “ser virgen”, con la incapacidad para conseguir pareja o incluso con un trauma o alguna clase de problema hormonal. Sin embargo, al igual que el resto de orientaciones, la asexualidad no es una elección y no se puede modificar. “Intentar cambiarla por una orientación normativa o tratar de buscarle una “cura” es lo que se conoce como terapia de conversión, algo que las personas asexuales somos muy susceptibles de sufrir debido a la desinformación e invisibilización que existe aún alrededor de nuestra orientación”, expresa Raen.
“el mensaje social es que el sexo es lo más importante y no tenerlo significa fracasar o estar enfermo”
Por ello son innumerables los testimonios de personas asexuales que han sufrido violaciones correctivas en este sentido. En ocasiones son los profesionales del mundo de la salud los que incentivan al paciente a que busquen y mantengan relaciones sexuales como si eso les fuera a solucionar un problema (que no existe), incluso en contra de los propios deseos.
Olivia afirma que se trata de la orientación sexual más patologizada de todas. Ahora tiene 27 años y es activista en sus redes sociales, pero no le puso nombre a su orientación hasta que conoció a un chico asexual con el que sentirse identificada con 24 años. En su labor diaria de visibilidad, son muchos los comentarios que recibe en Tik Tok en la línea de “eso es un trastorno” o “la asexualidad no existe”.
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El sexo como prueba de nada
Por otra parte, existe un morbo exagerado con las personas asexuales. “¿Cuántas relaciones sexuales habrá tenido a lo largo de su vida? ¿Será virgen? ¿Cuándo sería la última vez que estuvo con alguien?” son los clichés más básicos. “El sexo es una actividad genial si es consentida, pero no es una prueba de amor y no se lo debemos a nadie. A fin de cuentas el comportamiento sexual y el número de relaciones sexuales que hayas tenido a lo largo de tu vida no te hace más o menos asexual”, cuenta Olivia.
Y es que la asexualidad no significa no mantener relaciones sexuales. Aunque es algo que pueda coincidir, no es intrínseco a la asexualidad. “Siempre me llegan muchas dudas al respecto y, en general, esta creencia no sólo da lugar a estereotipos erróneos hacia la asexualidad, también dificulta que una persona asexual pueda descubrir su asexualidad por disfrutar del sexo o tener la libido alta”, expresa Raen.
TU COMPORTAMIENTO SEXUAL NO TE HACE MÁS O MENOS ASEXUAL, PORQUE LA ASEXUALIDAD NO SIGNIFICA NO MANTENER RELACIONES
Atracción y deseo sexual
Un error es no entender la diferencia entre atracción sexual y deseo sexual. Una persona asexual puede tener relaciones sexuales con otra persona si ella quiere, solo que nunca va a ser desde una atracción sexual, puesto que no existe. “Le tienes que dar un sentido más consciente a ese comportamiento, que puede ser porque quieras tener descendencia, por placer físico, por querer compartir un momento íntimo con la otra persona…”, afirma Olivia.
Asimismo, hay asexuales que son indiferentes al sexo, asexuales que son favorables y asexuales que lo rechazan porque les genera repulsión. Sin embargo, el sexo se ha elevado a categoría de interés universal; “algo que a todas las personas les tiene que gustar, interesar y hacer y eso es un error”, afirma Laura. Ella tiene 18 años y maneja la cuenta de @orgullo_asexual en Instagram, con más de 5 mil seguidores.
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Laura nos cuenta que en la adolescencia se sintió fuera de lugar, una etapa en la que todo el mundo descubre su sexualidad. “Pensaba que estaba rota, que tenía un problema biológico, que algo no estaba bien conmigo, que no podía ser que no sintiera lo que los demás sienten”, dice.
A esta hipersexualización, en la que se asume que todas las personas sienten atracción sexual e interés en el sexo, se le suma la invisibilización del colectivo. Activistas como Raen, Olivia y Laura son parte de la reivindicación diaria del colectivo. Un activismo que solo quiere dejar alto y claro que hay tantas formas de vivir la sexualidad como personas hay en el mundo.
*Para explicar este espectro se suele utilizar el Triángulo de AVEN.
La parte blanca representa la alosexualidad (atracción sexual normativa) e incluye el resto de orientaciones sexuales, como la homosexualidad y la heterosexualidad. El vértice inferior, en negro, representa la asexualidad.
Entre ambos extremos hay todo un abanico de grises: esta zona representa a la grisexualidad, que abarca a todas las personas que pueden experimentar atracción sexual hacia uno o varios géneros con frecuencia o intensidad no normativas.
Aunque las personas dentro del espectro gris sí experimenten atracción sexual a veces, forman parte de la comunidad asexual porque no es de forma normativa, y al fin y al cabo, la raíz de la discriminación es la misma: No sentir dicha atracción “lo suficiente”.
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