El pasado 23 de julio, la Asamblea de Ceuta declaró persona non grata a Santiago Abascal, líder de la formación política Vox. La propuesta, presentada por la diputada Fátima Hamed (Movimiento por la Dignidad y la Ciudadanía), venía a colación de los disturbios ocasionados durante la crisis fronteriza con Marruecos.
Los hechos detrás de la declaración
El 24 de mayo, Abascal visita la ciudad autónoma y califica de «quintacolumnistas de Marruecos» y «promarroquíes» a los musulmanes ceutíes. Tras estas palabras y debido al estado de crispación del momento, la Delegación de Gobierno en Ceuta veta un mitin de Vox previsto en la ciudad. A pesar de ello, cientos de personas salieron a manifestarse a favor y en contra de la presencia de Abascal. Todo ello culminó con disturbios, detenciones y cargas policiales.
Estos hechos motivan una propuesta de persona non grata contra este político, que se hace por primera vez en junio. No obstante, esa sesión de la Asamblea acabó suspendida porque el portavoz de Vox, Carlos Verdejo, acusó de promarroquíes a los diputados musulmanes. Este señalamiento se ha producido en diversas ocasiones.
Finalmente, el viernes 23 de julio, se aprueba en la Asamblea de Ceuta la declaración de persona non grata, con los votos a favor del PSOE y la Coalición Caballas, y la abstención del PP.
Las consecuencias llegan a la península
El partido de extrema derecha ha intentado durante las últimas sesiones introducir mociones de urgencia para revertir la declaración contra Abascal. No obstante, la Mesa de la Asamblea, compuesta por Juan Jesús Vivas (PP), Cristina Pérez (PSOE) y Lorena Miranda (PP), ha rechazado la petición. Por tanto, Vox deberá esperar hasta septiembre para abrir el debate.
Las reacciones por parte de PP y Vox no se han hecho esperar. Desde la dirección nacional, Pablo Casado declara que su partido «nunca ha levantado cordones sanitarios ni ha demonizado a ningún político democrático«. Otras figuras destacadas también se han pronunciado en contra de la declaración de persona non grata, si bien con matices. Así, por ejemplo, José Luis Martínez-Almeida declaraba primero que «Abascal no es una persona non grata», pero posteriormente hablaba a favor del presidente de Ceuta («Hacen falta más Juan Vivas y menos declaraciones incendiarias»).
De cualquier modo, a la formación verde no le han valido las respuestas dadas en la Península. En Andalucía, la secretaria general del grupo parlamentario Vox, Macarena Olona, exigía hoy un adelanto electoral en Andalucía. «Ellos -el PP- piensan que Vox tiene que ser sometido a un cordón sanitario, tiene que ser demonizado, pues que sea coherente y que rindan cuentas con sus votantes» ha afirmado durante la sesión del Congreso. Añade además que Vox no mantendrá una negociación previa con la Junta de Andalucía sobre los presupuestos y que votarán «según sea conveniente, si es bueno para los andaluces».
¿Qué efectos tiene la declaración de persona non grata?
El término persona non grata proviene del Derecho internacional. En este contexto, un Estado puede considerar a un individuo como persona non grata, lo que le privará de una serie de privilegios.
No obstante, fuera del marco diplomático, el apelativo de persona non grata no tiene ningún efecto jurídico sobre el individuo. Según el Tribunal Supremo, estas declaraciones deben contar con una norma legal de cobertura, contener una motivación suficiente y poder ser recurridas ante la justicia entre otras condiciones. Pero no suponen más que una expresión de rechazo por parte de la institución que la utiliza.
Abascal no es la única personalidad política que ha caído bajo esta designación. En 2019, Mariano Rajoy fue nombrado persona non grata por la ciudad de Pontevedra. Incluso el rey Felipe VI fue considerado así por el municipio de Arenys de Munt en 2016.
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