Las recientes palabras del Papa Francisco con respecto a las uniones civiles entre parejas homosexuales han sido recibidas como una señal de apertura en la Iglesia católica. El Pontífice se refiere a la cuestión en el documental Francesco, dirigido por Evgeny Afineevsky y estrenado el pasado miércoles en el Festival Internacional de Cine de Roma.
En el filme, el Papa Francisco defiende que “Los homosexuales tienen derecho a estar en una familia. Son hijos de Dios y tienen derecho a una familia. Lo que tenemos que hacer es crear una ley de uniones civiles. Así están cubiertos legalmente. Yo apoyé eso”. Sin embargo, estas declaraciones no se traducen en un cambio de postura en la Iglesia con respecto al matrimonio católico entre personas del mismo sexo.
Atendiendo a la primera parte de la declaración, se ha especulado sobre si el Papa hace referencia al derecho de los homosexuales a estar en una familia sin ser discriminado, maltratado, o expulsado por ello, aludiendo únicamente a su rol como hijos. Sin embargo, centrando la atención en la segunda parte de su respuesta, en la que habla claramente de “ley de uniones civiles”, parece que la ambigüedad se disipa. Además, no sería de extrañar que el Pontífice defendiera la dignidad de las personas homosexuales en el ámbito familiar también desde el papel de individuos que se unen, considerando algunas de sus declaraciones anteriores al respecto.
El origen de las declaraciones
Un hecho que genera dudas sobre las declaraciones del Pontífice es su origen. Por lo visto, en ellas «no hay nada nuevo», como desmiente Antonio Spadaro, director de la revista jesuita La Civiltà Cattolica. Por el encuadre y la habitación de las tomas de Francesco, parece que podría tratarse de un fragmento de una entrevista que no se publicó íntegramente, concedida a la periodista mexicana Valentina Alazraki en 2019. No obstante, la transcripción en español revela que las palabras de la entrevista y las del documental no coinciden.
Papa Francisco sobre los homosexuales
Las opiniones del Santo Padre con respecto a esta cuestión son más abiertas que las de sus antecesores, como la de su predecesor inmediato, Benedicto XVI, que en 2005 firmó un documento por el cual las personas gais no podrían ser sacerdotes.
La primera vez que Francisco se pronunció sobre la homosexualidad fue en la JMJ de 2013, celebrada en Brasil. En la rueda de prensa que dio en el avión a la vuelta de Río de Janeiro, el Pontífice dijo: «Si una persona es gay y busca a Dios y tiene buena voluntad, ¿quién soy yo para juzgarlo?». La religión tiene derecho de expresar sus propias opiniones al servicio de las personas, pero Dios en la creación nos ha hecho libres: no es posible una injerencia espiritual en la vida personal».
Sin embargo, en su libro Sobre el cielo y la tierra, el Papa defendía que equiparar legalmente las uniones entre personas del mismo sexo con los matrimonios tradicionales sería «una regresión antropológica».
Además, en el libro entrevista La fuerza de la vocación. La vida consagrada hoy. Una conversación con Fernando Prado, el Papa comentaba que “En nuestras sociedades parece incluso que la homosexualidad está de moda«, así como que la homosexualidad “No es solo expresión de un afecto” y que “En la vida consagrada y en la vida sacerdotal, ese tipo de afectos no tienen cabida”, concluyendo que “la Iglesia recomienda que las personas con esa tendencia arraigada no sean aceptadas al ministerio ni a la vida consagrada. El ministerio o la vida consagrada no es su lugar». Todo ello, pese a que Francisco ha explicado que la orientación sexual no es un pecado, pero sí los actos.
“Yo apoyé eso”
“Yo apoyé eso”, declaraba el Papa Francisco en referencia al enlace entre homosexuales. La postura que adoptó durante su arzobispado de Buenos Aires firmemente contraria a la legalización del matrimonio homosexual y en favor de las uniones civiles.
Mario Bimbi, periodista, narrador, y uno de los responsables de las campañas de las campañas por el matrimonio igualitario en Argentina y Brasil, comenta en un artículo en el New York Times que “Es cierto: él apoyó —no públicamente, sino en negociaciones reservadas— un proyecto de unión civil que un grupo de congresistas contrarios a los derechos de la población LGBT propuso en Argentina en 2010”, y defiende que “Quienes encabezamos el movimiento a favor de la igualdad de derechos para la comunidad LGBT en el país sabíamos que se trataba de una estrategia para evitar la legalización del matrimonio igualitario, que estaba en debate en el Congreso. Los dos términos (unión civil y matrimonio) se refieren a instituciones diferentes, y lo que se proponía era establecer una distinción inconstitucional entre dos categorías de ciudadanos”.
Además, el periodista propone una comparación para responder a la cuestión “cuál es el problema de la unión civil”: “¿Qué pensarían si a las personas negras les prohibieran casarse y les ofrecieran una «ley de unión de negros”?». Bimbi defiende que “esa diferenciación legal, además de negar varios derechos, es profundamente ofensiva, porque nos trata como ciudadanos de segunda”.
Partidarios y detractores de las uniones civiles de parejas homosexuales
El cardenal arzobispo de Valencia, Antonio Cañizares, respondió tras la presentación del Año Jubilar 2020 del Santo Cáliz que no tiene «ninguna observación ni valoración» que hacer al respecto y que se «adhiere» a las declaraciones del Pontífice. Cañizares añade: «Me he pronunciado muchas veces sobre cómo hay que acoger a los homosexuales, tengo amigos que lo son y siempre han recibido de mí un trato exquisito».
Por otro lado, el obispo de Getafe Ginés García Beltrán, ha subrayado que las palabras del Papa no afectan a la postura de la Iglesia con respecto al matrimonio, recalcando que este es “entre un hombre y una mujer por creación«, por lo que Francisco “en ningún momento, llama o afecta a lo que es propio de la doctrina social de la Iglesia”. García Beltrán interpreta que la intención del Papa es “decir que todos los hombres y las mujeres tienen derecho a las prestaciones civiles por parte de un estado o de un gobierno y que, por tanto, no se puede hacer en este sentido discriminación ninguna”, por lo que el obispo concluye que “está claro que la Iglesia respeta el afecto o la tendencia”.
La respuesta de la comunidad LGTBIQ+
La comunidad LGTBQ+ en Estados Unidos celebró este jueves, con reservas, las declaraciones de Francisco. «Aunque se trata de un paso importante para que la Iglesia empiece a reconocer los derechos de la comunidad LGTBQI, es paradójico que el papa apoye la creación de leyes que amparen la unión civil entre personas del mismo sexo, pero la Iglesia siga sin permitir el matrimonio religioso entre las personas homosexuales«, puntualiza Michael, un abogado residente en Los Ángeles (EFE).
Jordi Valls, presidente de la Asociación Cristiana de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales (ACGIL), afirma que “esto supone un paso adelante indudable para los homosexuales católicos, es una revolución en el seno de la Iglesia Católica […] Estas declaraciones del Papa marcan la postura oficial del Vaticano, cambia, gira por completo lo establecido hasta ahora y enmienda la plana a sus antecesores y a todos los obispos que siempre se han opuesto a la unión civil de homosexuales. Es un hecho insólito e importantísimo […] Hemos tenido que esperar a que llegara este Papa para constatarlo.
Solo algunos religiosos como el padre Ángel se habían mostrado abiertos a incluirnos como iguales en el seno de la Iglesia. Recuerdo que en ocasiones ha dicho: «Si puedo bendecir a los animales por San Antonio, porque no puedo hacerlo con una pareja que se quiere, independientemente de su orientación sexual». Esas palabras son las que nos animaban a seguir adelante» (La Razón).
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