El director Pawel Pawlikowski estrena su película en España tras ser la ganadora a mejor director en el festival de Cannes
Un amor entre un músico y una cantante y bailarina en la posguerra de la II Guerra Mundial en Polonia. Dos tipos de personas distintas pero que por alguna razón se combinan a la perfección solo cuando todo es complicado.
La película crea una atmósfera que evade al espectador y lo lleva a otro tiempo donde ve una historia cliché, pero contada de la manera en que se disfruta cada plano y cada diálogo y con una emoción que la convierte en un film totalmente original y personal. Empatizas con los personajes, aunque no estarías de acuerdo con su comportamiento e incluso podrías odiarlos si los conocieses en la vida real.
Una historia triste con fondo de música feliz, cantada por los habitantes pobres de los pequeños pueblos de la Unión, donde la ropa es escasa y el frío mata, y al otro lado, el jazz, el piano y las trompetas y música de propaganda sobre el poder del proletariado y la glorificación de Stalin.
Él huye en ese comienzo de represión comunista a París, donde nunca se olvidó de ella y espera un reencuentro, mientras ella comienza de nuevo echando de menos ese pasado y sin ser feliz.
Cuando todo es difícil es perfecto pero si es cómodo se convierte en tóxico e incluso asfixiante donde buscan una reacción hostil en el otro para así hacerlo más apasionado. El amor que sienten el uno por el otro les lleva a la locura en la que no pueden estar separados, un magnetismo difícil de explicar.
Una película donde valen los gestos y miradas de los personajes, sin necesidad de tener un contraplano ya que el espectador sabe a donde mira el personaje y quien le está mirando.
El final termina con un círculo perfecto que es triste y feliz a la vez, en un decorado familiar donde todo pudo haber comenzado, con una frase final que deja al espectador reflexionar.
La fotografía es sensible como la historia, no hay contraste, busca la delicadeza sobre todo resaltando la piel de la protagonista, un blanco de Europa oriental, que enseña el interior de su personaje aunque muestre una cara y un carácter duro al igual que su pasado. Aún así, con el paso de la película la iluminación se vuelve más dura, teniendo negros sin textura puede que describiendo como es de pesada la situación y cómo los personajes se ahogan.
La dirección de cámara se centra en los planos fijos aunque a veces nacen de ahí algunas panorámicas. Busca la igualdad pero no la equidad en los planos situados en el país comunista, mientras que en Francia no hay simetría sino desigualdad. Cuando los personajes pasan un mal momento los planos están torcidos repitiendo de otra manera lo que significan sus frases.
Todo grabado en 4:3 y en blanco y negro mostrando ese clasicismo, una película de otra época, pero que hace falta en la actualidad, una obra maestra, sentimientos encontrados, reflexión en el espectador el cual no olvida la música y recuerda los planos milimetrados.
Las actuaciones de Joanna Kulig y Tomasz Kot vienen de una estupenda dirección de actores y que sacan todo el jugo al personaje.
Cold War es una clara favorita para ser la olvidada de los Oscar 2019.
Ficha técnica
Título: Cold War
Director: Pawel Pawlikowski
Guion: Paweł Pawlikowski, Janusz Głowacki
Reparto: Joanna Kulig, Tomasz Kot, Agata Kulesza, Boris Synz.
Género: Drama, Romance.
Año: 2018
Duración: 88 minutos
Nota: 4,8/5