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Mislata celebra los Premios de Arte Público 2020

Manu Blázquez ha ganado el premio de arte público en la edición de este año con su obra pictórica "10 pinturas grises y una constelación", que formará parte del paisaje urbano de manera permanente.

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Los cinco finalistas en Hort de Sendra. Foto: Beatriz Martín

El pasado sábado la ciudad acogió a los artistas que han participado en la Biennal de Mislata Miquel Navarro 2020.  Manu Blázquez ha sido el participante elegido por el jurado para ganar el premio de arte público en esta edición. Su obra, junto a la de los demás finalistas, formará parte del paisaje urbano durante los próximos dos años.

En esta tercera edición de los Premios de Arte Público 2020, se ha planteado la creación artística como un espacio de reflexión ciudadana. Utilizando diferentes formatos, las obras seleccionadas han querido abordar aspectos característicos de la ciudad de Mislata, incluyendo a los ciudadanos en la concepción de las obras.

Partiendo de este punto, la convocatoria pública ha contado con un jurado profesional, formado por Bleda y Rosa, Laura Silvestre García, Sandra Moros y Alba Braza, la comisaria de la Biennal. De entre más de 100 peticiones, el jurado seleccionó cinco propuestas que son las que formarán parte del paisaje urbano de la ciudad hasta 2022. Las obras seleccionadas cuentan con una dotación económica de 4.500 euros destinados a cubrir costes de producción y honorarios. El ganador, además de formar parte de la colección de arte municipal de manera permanente, también ha adquirido un premio de 6.000 euros.

 

Pepi Luján en los Premios de Arte Público
La concejala de Cultura, Pepi Luján en al acto de la Biennal. Foto: Beatriz Martín

El evento de inauguración de la Biennal Miquel Navarro solo contó con la presencia de cargos público, organizadores y prensa debido a las limitaciones que impone la pandemia de la Covid-19. En esta ceremonia de inauguración, la concejala de Cultura, Pepi Luján destacó la «importancia de las relaciones sociales favorecidas por espacio público» que suponen iniciativas como los Premios de Arte Público. Además, reivindicó el papel de las instituciones públicas  para dar apoyo a la cultura en estos tiempos difíciles, ya que la cultura funciona como «vehículo de transmisión de valores».

Manu Blázquez, 10 pinturas grises y una constelación de fondo

El ganador de los Premios de Arte Público 2020 escogido por el jurado este año fue el artista valenciano Manuel Blázquez con su obra 10 pinturas grises y una constelación de fondo. Se trata de dos piezas que pertenecen al proyecto Cuadros en un proyecto que se cuestiona los límites físicos del medio pictórico.

La obra se inspira en el tramo del nuevo cauce del río Turia, en su cruce con la acequia de Mislata. Además, también quiere servir de «registro poético» al paso del tiempo y a los desgastes físicos que este conlleva. De manera que, mientras la primera pieza de la obra consta de diez pinturas apiladas que solo se puede apreciar los extremos de la serie, la segunda pieza muestra todos los tonos de grises que hacen referencia a esta degradación.

Segunda pieza de la obra «10 pinturas grises y una constelación de fondo».
Foto: Beatriz Martín
Manu Blázquez junto a la segunda pieza de su obra.
Foto: Beatriz Martín

 

El artista relaciona esta serie de tonalidades de gris con la experiencia de observar el cielo estrellado desde un espacio con poca contaminación lumínica en la que se perciben con nitidez los puntos de luz que forman la constelación. Ambas piezas se encuentran en los jardines de l’Hort de Sendra.

Paula Valdeón Lemus, Arraigo

Arraigo es la obra seleccionada por la artista extremeña Paula Valdeón, en la que se ha centrado en representar el elemento común que tienen las fachadas de los edificios de Mislata. Reproduce el volumen que estos elementos ocupan en el espacio además de añadirle estampados de vegetación tropical y exótica que suelen contener estas fachadas.

Paula Valdeón Lemus junto a su obra Arraigo.
Foto: Beatriz Martín

El concepto de la obra funciona como un «activador de la memoria colectiva» y del arraigo al territorio natal. Incluye, dentro del paisaje urbano, una mirada poética al espacio público en el que los materiales se alejan de los prototipos industriales característicos. La escultura se encuentra en la calle Miguel Hernández, junto al Centro Cultural Carmen Alborch.

Álex Marco, Refugio abierto e inhabitable 

El artista valenciano Álex Marco nos traslada al casco histórico de la ciudad con Refugio abierto e inhabitable. Mediante esta estructura inserta en la vida cotidiana en el solar de la calle Rosario, Marco plantea un análisis sobre la habitabilidad de los espacios urbanos. Tomando como ejemplo el jardín del solar en el que los vecinos han ido aportando cada elemento, el artista quería hacer referencia a este hecho en su obra.

Fot: Beatriz Martín

Así, vemos cómo Refugio abierto retrata las características de nuestra identidad como habitantes en convivencia con la sociedad, entrando en relación «cuerpo, acción y espacio».

Estelle Jullian, Llum de Séquia

La arquitecta y artista francesa Estelle Jullian ha hecho referencia a los planos originales de la ciudad de Mislata, y en su investigación descubrió que muchas partes de la acequia aparecían dibujados en  las calles de la ciudad. Tomando esto de referencia, la artistas francesa ha hecho una obra que conecta con el carácter histórico a las nuevas técnicas hidráulicas.

La obra se encuentra en el pasadizo que une la plaza Juan XXIII con la calle Gregorio Marañón. Se trata de una línea de iluminación que recarga su energía con el movimiento del agua subterránea, recordándonos así a la acequia de Favara que se une con el río Turia.

 

Fermín Jiménez Landa, Mapas irreversibles

El artistas Fermín Jiménez ya había sido premiado en la edición de la Biennal de Mislata 2016 con una obra conceptual. Este año ha vuelto a presentarse con Mapas irreversibles, en el que muestra la percepción subjetiva y ambigua que tienen los habitantes sobre el espacio urbano.

Esta percepción está vinculada con la experiencia que cada individuo crea a raíz de ciertas situaciones. Con este concepto vuelve a las antiguas costumbres de preguntar las direcciones por la calle, en lugar de mirar el móvil como se hace actualmente. Empleando el humor de esta práctica desfasada, plantea la inutilidad de la cartografía que hace ir y volver al mismo punto.

Punto A de la obra Mapas Irreversibles.
Foto: Beatriz Martín

 

Fermín Jiménez junto al punto B de Mapas Irreversibles.
Foto: Beatriz Martín

 

La obra en sí comienza con el muro A, en el que el artista pidió a un viandante al azar que le indicara en un papel cómo llegar al muro B. Las indicaciones hechas con un bolígrafo azul las plasmó en el mural situado en la calle Marcos Porta. De igual forma, preguntó a otro vecino en el punto B cómo llegar al punto A, y dibujó las indicaciones en el mural de la calle San José.

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