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Madrid entra en casa de Harry Styles: color, plumas y un espacio seguro para todos

El cantante Harry Styles pasó por Madrid con su gira "Love on tour", después de haber tenido que aplazar esta cita hasta en dos ocasiones por la pandemia

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Harry Styles crónica concierto en Madrid
Harry Styles //Imagen cedida. Anthony Pham

En la tarde de ayer, cuanto más te acercabas al WiZink Center, más plumas había en el suelo (y también volando por el aire). Solo podía pasar una cosa: Harry Styles estaba a punto de tocar en Madrid. Los fans del británico llevaban tres días haciendo cola bajo el sol abrasador de la ciudad, en una plaza prácticamente sin sombra. Muchos de ellos, estafados por entradas falsas. Demasiados llantos se escucharon en la puerta. Moraleja: no comprar entradas de reventa. Los que pudieron entrar, con boas de colores, brillos en la cara y sombreros de vaquero, disfrutaron de una energía brutal, un ambiente seguro y de los bailes de Harry Styles, muy difíciles de olvidar.

El estadio estaba a reventar. Completo al cien por cien y con personas hasta detrás del escenario -es la primera vez que veía algo así-. Banderas LGTB, brillos, trenzas, ropa de crochet, rayas… Las fans iban caracterizadas al más puro estilo Harry y casi tiran el recinto a gritos. No tengo dudas de que aún les pitan los oídos.

Los colores dorados, amarillos y tonos pastel dominaron el escenario durante la mayor parte del tiempo. «Music for a sushi restaurant» inauguró el concierto por todo lo alto para seguir con una preciosa versión de «Golden» y «Adore You». Harry, con camiseta de rayas, pantalones de un estampado diferente y collar de perlas rosas, se paseó por la pasarela, saludó a todo el estadio, prestó mucha atención a las personas que estaban detrás del escenario y leyó pancartas. Es uno de los artistas que más interactúan con su público en los conciertos, y eso siempre suma. De hecho, hizo cantar «Cumpleaños Feliz» al padre de una de sus fans, corrió de un lado a otro del escenario para enterarse de su nombre -muchos le dijeron que se llamaba Marco, pero se llamaba Martín- y regaló a más de uno el mejor momento de su vida, como a Ana,, de Madrid, y su madre, a las que prestó especial atención.

Uno de los momentos más bonitos de la noche fue con «Matilda» y «Boyfriends». Harry, su baterista y su guitarrista se fueron al final de la pasarela para interpretarlas con una sensibilidad que sacó las lágrimas de prácticamente todo el Wizink. El ambiente fue mágico, tanto que, con «Love of my life», hubo pedida de mano. Lo mismo pasó con «Sign of the times», una canción potente, que pone el vello de punta hasta al ser menos emocional. En ese instante, muchos vivimos uno de los momentos más bonitos de nuestra vida. Una de las cosas que Harry dijo durante el concierto fue que era muy consciente de que él no podría estar donde está sin sus fans. Y eso lo dejó claro durante el concierto, donde precisamente ellas tuvieron un protagonismo muy importante.

La fiesta siguió con «Treat people with kindness», con su baile característico y con la famosísima conga que se viralizó gracias a TikTok. Con la aplicación también se extendió el grito «leave America» en «As it was» -plátano de juguete incluido-. Se dejaron la garganta para dejarle claro al artista que quieren más conciertos. Vivirlo fuera de TikTok fue, cuanto menos, gracioso. «Lights up» levantó los flashes del público y con «Watermelon Sugar» todo el mundo se puso a bailar. Con una versión increíble y energética de «Kiwi», la fiesta terminó por todo lo alto.

Es difícil describir lo que se vivió anoche en el Wizink Center por el carisma del artista, su interacción con el público, la forma en la que se dirigía a sus fans… Una vez entras en la casa de Harry encuentras un espacio seguro, divertido y «donde nadie está solo y donde puedes ser tú mismo», tal como afirmó al comenzar el concierto. Tener esto en el contexto en el que nos encontramos ahora mismo, es un oasis en el que 15.000 personas disfrutaron anoche en Madrid.

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