Patria no es un libro cualquiera. Publicada en 2016, es una obra maestra que trata un tema muy complicado: el terrorismo de ETA. Se ha visto reflejado en las decenas de ediciones publicadas -más de 700.000 ejemplares vendidos-. Cuatro nominaciones a premios de Literatura, cuatro victorias. También triunfador en las críticas -algunas de autores de la altura de Mario Vargas Llosa-, que casi siempre han sido arrolladoras en favor a su escritor, Fernando Aramburu.
Acostumbrados a páginas y páginas de libros que hablan sobre las mentes de los terroristas, arrepentidos por sus hechos, y otros tantos que tratan sobre la vida de las personas que han perdido a un ser querido por el terrorismo etarra, este libro lo une todo. Por un lado, el victimismo por parte de la muerte del Txato. Por el contrario, el orgullo de la lucha armada por la defensa de Euskal Herria de parte de Joxe Mari. Pero no solo eso, sino que refleja lo que supuso el terrorismo, y lo relata desde el punto de vista de dos familias amigas que dejan de serlo por los hechos que suceden en la época.
Que el terrorismo destruye familias está claro. Divide amistades, parejas, pueblos. Se ha visto desde ETA hasta los últimos atentados yihadistas en cualquier punto del mundo (no solamente Europa). Es importante, sobre todo, destacar la hipocresía de la sociedad, que prefiere salvarse a sí misma antes de ayudar al prójimo. No es solo ayudar, que también, sino mantener apoyo. Es algo que el Txato no encontró por parte de aquellos a quienes consideraba sus amigos, que le negaron el saludo y la palabra hasta el fin de sus días por miedo a que pudieran relacionarles con él de alguna forma y sufrir las consecuencias del terrorismo.
Temas a la orden del día
Patria trata temas que no cualquiera se atrevería a tocar. Con hechos detallados, explica cómo afectó a la sociedad y qué siente tanto el terrorista como la víctima. Cuáles son los antecedentes de un atentado, la vida de quien lo prepara y las consecuencias judiciales, con consiguientes palizas policiales. Todo esto desde una ficción impecable que se acerca bastante a lo acontecido realmente.
Por si fuera poco, la homosexualidad se presenta en el libro como un tema secundario de la mano de Gorka, en una época donde aún no estaba del todo aceptado por la sociedad, pero el matrimonio homosexual había sido aprobado en España. La naturalidad con que Gorka trata el tema, a pesar del miedo a su familia, incluido su hermano Joxe Mari, resplandece entre las palabras que este le dijo a su hermano, entre ellas, “maricón”. En esta obra, el amor prevalece por encima de los prejuicios de la sociedad en cualquier contexto.
Una estructura rompedora
Aramburu utiliza en todo el libro una técnica de lo más peculiar -también profunda-. Un mundo de flash back, con cambio constante de narrador incluso en la misma oración. Primero explica la historia de Brittori, diciendo que su marido había sido asesinado. Plantea la situación que repite casi en cada capítulo. Es imposible perder el hilo de la novela, porque en cada capítulo hay algo de los anteriores. Muy legible, clara, concisa, con un lenguaje sencillo, de la calle, que mezcla palabras en castellano con euskera. Se arrastran una serie de temas de los que parecen salir tramas a medida que avanza el libro hasta el final, cuando se consigue todo lo que se exponía al principio.
Una obra maestra. Una novela para el recuerdo y muy necesaria para tratar un tema tan complicado. Las generaciones venideras tendrán un modelo para saber qué pasó durante estos años gracias a estas en las que Aramburu ha utilizado la persuasión para embaucarse en sus páginas y no salir de ellas hasta la última página.
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