Inicio INTERNACIONAL La (in)dependencia de Kosovo y el triunfo del ultranacionalismo

La (in)dependencia de Kosovo y el triunfo del ultranacionalismo

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Hoy se cumplen 13 años de la declaración de independencia de Kosovo y el pasado domingo, los kosovares acudían a las urnas para elegir a su nuevo presidente. ¿El resultado? El 48% de los votos han sido para el partido ultranacionalista Autodeterminación, liderado por el ex primer ministro Albin Kurti. Sin embargo, la formación de gobierno se presenta complicada ante el rechazo por parte de Kurti de establecer acuerdos con el resto de partidos, como el Partido Democrático de Kosovo, nacido de la guerrilla separatista contra Serbia, que hasta la victoria de Kurti en 2019 sumaba 20 de gobierno ininterrumpido.

¿Quién es Albin Kurti?

El líder del partido Autodeterminación, Albin Kurti, fue en los noventa líder estudiantil y cabecilla de manifestaciones contra los serbios y la represión a la que estaba sometida la minoría albana a manos del expresidente Slobodan Milosevic. Su activismo hizo que se le conociera como “el Che Guevara de Kosovo”, y le costó dos años en prisión.

Actualmente, es un líder de izquierda con un discurso profundamente antioccidental y antiserbio y una gran popularidad entre los jóvenes.

No es la primera vez que Kurti triunfa, ya lo hizo en las elecciones de 2019. Entonces, solo duró unas semanas en el cargo de primer ministro al romperse la coalición con los conservadores de Addullah Hoti.

Albin Kurti, el domingo, tras su victoria en las elecciones (Fuente: twitter @albinkurti)

Las claves del gobierno de Autodeterminación

El objetivo central de Kurti es acabar con la corrupción. Se acusa a los ex comandantes de la rebelión independentista (en el gobierno durante 30 años a través del Partido Democrático de Kosovo) de haber saqueado las arcas del Estado y de nepotismo.

Según el líder, su objetivo primero es “la justicia y el empleo”. En lo que respecta al empleo, la tasa de paro en Kosovo es muy elevada, del 30% a nivel general y concretamente del 50% entre los jóvenes. Ante la falta de oportunidades, muchos kosovares han abandonado su país. Se estima que 800.000 viven fuera frente al 1.800.000 que permanece dentro del Estado. De hecho, las remesas de los emigrantes constituyen el 15% del PIB.

Por último, en lo que respecta al diálogo con Serbia, Kurti ha declarado que este asunto no es su prioridad sino que está “en sexto o séptimo lugar”. Sin embargo, la normalización de relaciones entre ambos países es una condición ineludible para una posible entrada en la Unión Europea en el futuro.

La historia de Kosovo: serbios y albanos

Las guerras yugoslavas son el último conflicto bélico acaecido en el entorno europeo. Fruto de las brutales contiendas, desarrolladas entre 1991 y 2001, el mapa de la zona de los Balcanes se transforma. La última de las guerras yugoslavas fue la de Kosovo, entre 1998 y 1999. Las diferencias étnicas, culturales y religiosas son un factor clave en el desarrollo de los conflictos que asolan la región de los Balcanes desde hace siglos.

En primer lugar, para comprender las diferencias de carácter religioso entre albanos y serbios, es necesario remontarse a la Edad Media. En el siglo XIV, en el contexto de las invasiones turco-otomanas, se produce la batalla de Kosovo, tras la cual el Principado de Serbia pasa a ser un Estado vasallo de los otomanos. Por su parte, los albanos resisten hasta 1478, año en que caen todos los territorios en manos del poder turco (la resistencia de los albanos en el conflicto medieval es utilizada en la actualidad por los albanos kosovares en favor de la independencia de Kosovo). En este escenario de pertenencia al Imperio turco otomano, los albanos se convierten al islam, mientras que los serbios permanecen firmes en su confesión cristiana ortodoxa.

En el siglo XIX, con el auge de los nacionalismos, se forma la Liga de Prizren, una organización política que busca unificar a los albanos del Imperio otomano. Por otra parte, los serbios habían conformado el Principado de Serbia en 1815. En este escenario, entre 1877 y 1878, se produce la expulsión de los albanos de Serbia, a la que los albanos responden con una matanza de serbios en 1901.

Tras la Primera Guerra Mundial, con la derrota del Imperio otomano y Serbia a la cabeza de la unificación, se crea un Estado de serbios, croatas y eslovenos, que incluye a los territorios de Kosovo. El gobierno serbio logra entonces cierto equilibrio a través del fomento de la migración de serbios a Kosovo y de la asimilación de los albanos a la sociedad serbia.

Durante la Segunda Guerra Mundial, las potencias del Eje invadieron Yugoslavia en 1941 y la repartieron: asignaron Kosovo a la Italia fascista a través de la Albania italiana, y se dividió el territorio restante entre Alemania y Bulgaria. Con el fin de la contienda, y ayudados por los partisanos italianos, los yugoslavos consiguen expulsar al Eje de sus territorios y conforman la República de Yugoslavia, con el Mariscal Josip Broz Tito. Yugoslavia es entonces un Estado comunista autogestionario, y Kosovo se consolida como la Provincia Autónoma Socialista de Kosovo, una de las dos regiones autónomas de la República, cuyas fronteras coinciden con las de la actual República de Kosovo.

En la República de Yugoslavia, los albanos kosovares sufrieron duras represiones ante la sospecha de que estaban intentando un acercamiento al régimen de Enver Hoxha, Dirigente de la República Popular de Albania y rival de Tito. También se les discrimina por su confesión religiosa. Finalmente, los serbios fueron cediendo y en 1974 se firma una nueva Constitución que concede a Kosovo más autonomía. Las concesiones fomentan un auge del nacionalismo albanokosovar, que quieren ser una República Federativa de Serbia, y no una provincia.

En la década de los 80 del siglo XX, se produce un crecimiento de la tasa de natalidad musulmana por lo que la proporción de albanos en Kosovo es ya indiscutiblemente mayoritaria.

Yugoslavia entonces estaba formada por las repúblicas de Serbia, Bosnia-Herzegovina, Eslovenia, Croacia, Montenegro y Macedonia, y dos provincias autónomas: Kosovo y Voivodina. Durante el inicio de las guerras yugoslavas, tras la independencia de Eslovenia y aprovechando que Serbia ponía todo su esfuerzo en combatir a los separatistas de Croacia y Bosnia, los albanos kosovares se proclamaron en 1991 República de Kosovar, pero esta solo fue reconocida por Albania.

Con el fin del conflicto con Croacia y Bosnia, Yugoslavia queda desintegrada y solo Montenegro y Serbia reclaman Kosovo como parte de su territorio. Ante el inminente ataque serbio tras haber firmado la paz con Croacia y Bosnia, se forma el Ejército de Liberación de Kosovo, que participa en la guerra de Kosovo (1998-1999). Este conflicto es la última de las guerras yugoslavas, y se produce por la negativa serbia a reconocer la independencia kosovar. La OTAN, liderada por EE.UU., interviene en la guerra y logra la retirada de las tropas serbias. Se forma entonces una misión de administración provisional de la ONU en Kosovo para garantizar la paz y que los desplazados albanos pudieran regresar al territorio. Muchos serbios huyen de Kosovo por temor a las represalias.

Finalmente, el 17 de febrero de 2008, la Asamblea de Kosovo vuelve a declarar su independencia. Sin embargo, aunque 97 Estados de la ONU reconocen la independencia de Kosovo, como EE.UU., sus aliados y la mayoría de países europeos, y pese a que ha conseguido ingresar en el Fondo Monetario Internacional (FMI) y en el Banco Mundial, Serbia lo sigue considerando la Provincia Autónoma de Kosovo, como recoge la Constitución. Otros países, entre ellos España, no reconocen la independencia del Estado kosovar.

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