Inicio LA MIRILLA Las Sinsombrero: las intelectuales olvidadas de la Generación del 27

Las Sinsombrero: las intelectuales olvidadas de la Generación del 27

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“Un día se nos ocurrió a Federico, a Dalí, a Margarita Manso, que era estudiante de Bellas Artes, y a mí quitarnos el sombrero porque decíamos parece que estamos congestionando las ideas, y atravesando la Puerta del Sol nos apedrearon llamándonos de todo […] ahhh, nos llamaron maricones por no llevar sombrero, se comprende que Madrid vio en eso como un gesto rebelde y por otro lado narcisista […]. Yo me acuerdo que salía de mi casa con mi abrigo de piel de nutria y salían al balcón a ver si era verdad que yo no llevaba sombrero llevando nutria”.

Este fragmento extraído de la obra Las Sinsombrero de Tània Ballò pertenece al momento en el que Federico García Lorca, Salvador Dalí, Margarita Manso y Maruja Mallo crearon un movimiento intelectual de rebeldía conocido como el sinsombrerismo. Esta performance relatada por la pintora Maruja Mallo consistió en quitarse el sombrero para mostrar la cabeza porque, según señalaba esta, congestionaba sus ideas. El sinsombrerismo suponía una liberación personal, artística e intelectual de las normas que dictaba la sociedad. Es por esto por lo que la mayoría de los protagonistas de este movimiento fueron intelectuales de la Generación del 27, aunque quien encabezó este movimiento de manera notable fueron las mujeres, dado que eran ellas las que tenían que atenerse a mayor número de reglas.

El movimiento de las sinsombrero nació a partir de los tres acontecimientos que marcaron el inicio del siglo XX y que supusieron una ruptura con la mujer del siglo XIX y la de principios del XX. Primeramente, el desastre del 98 que, aparte de que fuera un desastre bélico, supuso también una derrota moral y una crisis intelectual que detonó en la Generación del 98 y en la posterior modernidad de España. Los autores de esta generación, Unamuno, Valle-Inclán o Baroja, entre otros, trataron el “problema español”, aunque a esta nueva España se unía también el “problema femenino”. La mujer dejaba de ser el “dulce ángel del hogar”, dedicada al cuidado del hogar y de los hijos, para adquirir la misma independencia que el hombre.

En segundo lugar, la primera ola de feminismo en Inglaterra y Estados Unidos con las sufragistas. Estos movimientos influyeron en todo el continente americano y europeo fomentando en España una toma de conciencia de la capacidad intelectual de las mujeres provocando una mayor participación en la vida pública y política y el acceso de la mujer en la educación universitaria. Por último, este cambio en el pensamiento se materializó con la Primera Guerra Mundial cuando las mujeres se vieron obligadas a sustituir a los hombres en sus trabajos en campos y fábricas, provocando la inclusión definitiva de la mujer en el mundo laboral. A partir de 1918, la mujer se había convertido en un ser autónomo y fortalecido, tomando conciencia sobre su capacidad intelectual y su independencia.

El sinsombrerismo supuso una ruptura con la mujer tradicional española de principios de siglo: vestían ropa masculina, cortes de pelo a lo garçon, participaban en debates, tertulias y salían a la calle sin sombrero. Pertenecieron a este grupo Maruja Mallo (pintora), Ángeles Santo (pintora), Margarita Manso (pintora), Marga Gil Roësset (escultora), María Zambrano (filósofa), Rosa Chacel (escritora), María Teresa de León (escritora), Concha Méndez (escritora), Josefina de la Torre (actriz), Ernestina de Champourcín (poeta) y Carmen Conde (poeta). Estas mujeres pasaron a la historia por ser conocidas como la generación de plata de la literatura y la generación de oro de mujeres intelectuales españolas. Fueron además precedidas por las de la Generación del 14: Clara Campoamor, Victoria Kent, Carmen de Burgos, María de Maeztu, Zenobia Camprubí y Carmen Baroja, quienes ya habían establecido las primeras ideas de mujer moderna y se habían incorporado a la vida laboral y política.

Las sinsombrero

Todas estas mujeres compartieron además un lugar de reunión común, el Lyceum Club, en imitación al de otros países europeos. El movimiento sinsombrerismo y la fundación del Lyceum en 1926 propició el correr de la intelectualidad en Madrid, convirtiéndose en el destino de muchas mujeres que estudiaron y desarrollaron su capacidad artística e intelectual. Estas mujeres participaban en la Revista de Occidente de Ortega y Gasset y en la Gaceta Literaria.

Las sinsombrero

Siendo rechazadas a la entrada de la gran mayoría de los casinos y estando mal visto la reunión de mujeres en cafés para tertulias, la fundación del Lyceum por María de Maeztu supuso un avance y una reivindicación de sus derechos. Convirtiéndose en el principal foco de reunión de las intelectuales y distribuyéndose en distintas secciones de conocimientos: Literatura, Música, Artes Plásticas e industriales, Internacional, Hispanoamérica, Ciencias y Sociales; el Lyceum tuvo como objetivo la defensa de los intereses materiales y morales de la mujer en la España de los años 20 y 30.

Sin embargo, con el desarrollo de la Guerra Civil y con elLas sinsombrero posterior régimen franquista, el Lyceum Club fue transformado en el Club Medina para la sección femenina del régimen. Actualmente, se recuerda gracias a la placa conmemorativa colocada en el que fue el Lyceum Club, actual edificio de la Casa de las Siete Chimeneas del siglo XVI (Distrito de Justicia).

El movimiento del sinsombrerismo se vio favorecido durante la Segunda República con el auge del feminismo en España y por la obtención del voto femenino gracias a Clara Campoamor. Sin embargo, con el estallido de la Guerra Civil muchas mujeres sinsombrero se vieron obligadas a refugiarse en el extranjero llevándose el movimiento con ellas. Supuso un exilio, ya no solo político, sino intelectual, dado que se manifestaron en silencio. Por otro lado, las que permanecieron en España se vieron sometidas al régimen franquista volviendo al papel de la mujer tradicional.

Por su parte, el reconocimiento histórico – literario desarrollado durante la Transición democrática solo ha afectado a los hombres de la Generación del 27. Solo han pasado a la historia y a ser reconocidos como grandes figuras en la Literatura y en las Artes los varones, a pesar de que las mujeres llegasen a realizar obras con el mismo valor artístico y peso histórico como fue esta Generación de plata de la Literatura Española y Generación de Oro de Mujeres Intelectuales que protagonizaron las sinsombrero.

Bibliografía

BALLÒ, T.: “Las Sinsombrero. Las pensadoras y artistas olvidadas de la Generación del 27”. Espasa Editorial. Barcelona. 2016.

ENRÍQUEZ, C.; OTERO, N.: “La mujer en la propaganda bélica. Víctimas, modelos y artistas”. En Revista Muy Historia: Mujeres en la Guerra Civil. Heroínas y supervivientes. Nº 121, pp. 43 – 49. 2020.

Las Sinsombrero: Imprescindibles (2017). Documental de Tania Balló, Manuel Jiménez Núñez y Serrana Torres. RTVE. En <https://www.youtube.com/watch?v=DXwgReVkrtQ&feature=youtu.be> (18 de octubre de 2020).

Lyceum Club: la primavera de las mujeres en RTVE (2019). <https://www.rtve.es/alacarta/videos/todxs-por-igual/lyceum-club-primavera-mujeres/5111178/>

SANTIAGO ALONSO, G.: “Las Sinsombrero: del despertar a su reivindicación histórica”. En Encuentros Europa – Iberoamérica en un mundo globalizado. Libro Homenaje al Prof. Dr. Ferenc Fischer en su 65 Aniversario. (pp. 367 – 380). Centro Iberoamericano. Universidad de Pécs. 2018.

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