El espíritu de Carlos Palomino recorrió ayer las calles de Atocha hasta Legazpi a través de todos los manifestantes. El evento fue presidido por los antifascistas madrileños que recordaron su valor a través de banderas ondeadas con su cara y lemas como «Carlos Vive, la lucha sigue» o «Carlos, hermano, nosotros no olvidamos». El joven de 16 años fue asesinado por un neonazi militar perteneciente al partido «Democracia Nacional» el 11 de noviembre de 2007 en el metro madrileño. Ese día no solo marcó a una ciudad, sino a todo un país.
La manifestación comenzó en la estación de Atocha y terminó próxima a la fuente de la Gloria y los Pegasos. El ambiente pacífico y calmado no requirió la intervención de la Policía Nacional, aunque recibió lemas denunciantes como «Nazi de día, de noche policía».
El tráfico del distrito de Arganzuela se vio afectado durante dos horas y media, desde las 19:30 hasta las 22:00 horas. El recuerdo de Carlos Palomino iluminó la noche en la capital este 11 de noviembre e hizo brillar las estrellas más que nunca, formando parte del dicho «De Madrid al cielo».
Su conmemoración fue intergeneracional: asistieron tanto ancianos como niños, tanto nietos como abuelos, tanto padres como hijos. Todas esas generaciones se unieron para demostrarle que su valentía no fue en vano y que sigue en pie la lucha antifascista. Las pancartas con su rostro y los cánticos de protesta no solo acompañaron al acto, sino que dieron voz a un grito que pretendieron callar, pero que no pudieron.
Algunos de los cánticos señalaban a representantes políticos: «Ayuso, fascista, estás en nuestra lista» o a instituciones: «Franco no está muerto, está en el parlamento». Pero ayer no se centró en la pugna contra el espectro político, sino en la protesta contra el fascismo, que tantas vidas se ha llevado.
La manifestación fue convocada por sus amigos y familiares, donde expusieron comunicados de la Asamblea de jóvenes del distrito de Moratalaz (Distrito Catorce) y de la madre de Dax, otra víctima.
David Cesare, conocido por su apodo «Dax», fue un joven italiano de 27 años asesinado en Milán en 2003 por dos neofascitas. Más tarde se conoció que eran dos hermanos acompañados por su padre. Esta tragedia demostró que el fascismo no es un caso puntual, sino que sigue vigente en todo el mundo. También nos enseñó que la barbarie se puede transmitir de generación en generación.
Al acto no acudió la madre, pero ella y todos sus familiares estaban presentes en todo momento en las voces de todos los manifestantes. El evento terminó con un pasillo iluminado por bengalas rojas y con flores como símbolo de cariño. Más tarde, se produjo un minuto de silencio que calló a la ciudad más ruidosa de España, y terminó con dos lemas en su recuerdo.
Esta manifestación ha formado parte del Noviembre ‘antifascista’ de Madrid que se producen todos los años. Durante este mes se organizan varias charlas en universidades y lugares públicos, y actos de formación para concienciar a las nuevas generaciones. Además, mañana sábado se seguirá con el caso de Carlos a través de una jornada organizada por el Centro Social Okupado «La traba». También se ha organizado el sábado 20 una manifestación antifascista en el Puente de Vallecas. Es un mes de reflexión, recuerdo y protesta del daño que está haciendo en nuestra sociedad el extremismo.
El 11 de noviembre tiene muchos significados, pero es un día que a pesar de su importancia no es recordado por ninguna institución ni enmarcado en ninguna calle. A través de este mes de denuncia social se manda un mensaje: sacar de las calles la intolerancia, ya que no tiene cabida en ninguna sociedad democrática.
El caso de Carlos Palomino despertó el hartazgo contra el salvajismo y la injusticia, pero sirvió para recordarnos que Madrid no será solo una tumba, sino el cementerio del fascismo.
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