¿Gracias al Coronavirus podemos entender mejor lo que sufren las personas con TOC? La respuesta es, según Aurelio López, ‘no’. Sin embargo, la realidad de las personas con trastorno TOC sí ha cambiado con la llegada de la pandemia. ¿De qué forma?
El hijo de Aurelio recorrió España entera para poder tratar su trastorno desde el momento que se lo diagnosticaron, en 2001. Murió once años después, sin haber encontrado aquella recuperación que deseaba. En aquel momento, Aurelio López creó la asociación TOC Granada, desde donde se propuso ayudar a personas con este problema. “Para que su muerte no fuese en vano”, escribe en su página web. “Todo esto lo hago por la memoria de mi querido hijo, por los afectados y familiares, y por qué no decirlo, por mí, porque sin vosotros y mi proyecto, mi vida no hubiese sido la misma”.
La definición de TOC presentada por Medline Plus es la siguiente: “El trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) es una afección mental que consiste en presentar pensamientos (obsesiones) y rituales (compulsiones) una y otra vez. Estos interfieren con su vida, pero no puede controlarlos ni detenerlos”. Pero Aurelio lo define con mucha más simplicidad: “miedo”. Las personas que padecen TOC realizan estas compulsiones para poder tener la situación bajo control, pero siempre sobre su foco obsesivo. “Pueden tener la necesidad de ordenar su habitación de forma impecable pero no la cocina, porque su foco de obsesión es ese, y no hay más”.
Un gran estigma sobre ellos
El primer problema que reconoce Aurelio en la sociedad es su falta de conocimiento hacia el trastorno. “Lo más habitual al ver a una persona que realiza estos rituales es pensar que está loco”, afirma. Por eso identifica que una de las cosas que ha podido mejorar en la vida de las personas con TOC desde el inicio de la pandemia es que “ahora no se les mira tan mal por lavarse mucho las manos o por tener cuidado con lo que tocan”.
Aurelio dice que, dentro del sufrimiento, ha podido distinguir un pequeño grupo, un 10% de las personas, que se sienten mejor porque “pueden estar más tranquilos” al tener TOC en un contexto de coronavirus. Ahora la gente considera necesario limpiarse y desinfectarse después de haber tocado algo como la puerta del metro, el ordenador del trabajo o, simplemente, la mano de alguien. Eso se ha normalizado pero, aún así, todavía estamos muy lejos de poder comprenderlos.
3 grandes escenarios
En general, el Coronavirus ha afectado negativamente, pero existen distintas variaciones. En primer lugar, es necesario distinguir los diferentes tipos de TOC, donde los más comunes son: de repetición, de acumulación, de verificación, de orden, de fobia de impulso y de contaminación. El que más relación tiene con el Covid-19 es este último, ya que las personas que lo padecen piensan que su entorno está contaminado, lo que les obliga a limpiar (y limpiarse) compulsivamente.
Ahora, el peligro de contagiarse por un virus es real y está a nuestro alrededor, en las noticias y en la boca de todos. Por eso pueden sufrir un empeoramiento del trastorno e, incluso, las personas que sufran otro tipo de TOC pueden desarrollar también el de contaminación.
Sin embargo, en un segundo escenario, el coronavirus no afecta al TOC porque, como decíamos antes, el foco obsesivo es otro. Por otra parte, el tercer escenario es el del temor en la población sin trastorno. Aurelio recibe llamadas de forma habitual con un mensaje común: “Tengo mucho miedo porque me lavo mucho las manos, no quiero contagiar a mis padres y no sé si estoy desarrollando un TOC”. «El miedo es libre», asegura Aurelio, y (en la mayoría de casos) cuando la situación mejore y el Covid-19 sea un problema controlado, la gente volverá a la normalidad en la que vivían.
Por qué seguimos sin comprenderlos
“Imagina que coges a una persona de 70 años y la metes en una UCI con 25 personas infectadas por Covid-19. La dejas ahí, ayudando a los pacientes, pero sin ninguna protección; ni mascarilla, ni guantes ni EPIS, durante horas. ¿Cómo saldría esa persona de ahí? Angustiada, muerta de miedo, con una ansiedad por las nubes. Estaría limpiándose y desinfectándose durante horas, si hace falta. Esto es lo que sufre una persona con TOC semana a semana, mes a mes, año a año”. Es el ejemplo que lanzan desde la Asociación Granada para equiparar la situación.
Por tanto, no seríamos capaces de comprender nunca lo que es tener TOC, ni aún estando en un contexto como el que nos deja el Coronavirus. “Sin ánimo de menospreciar a ninguna enfermedad, he conocido a mujeres adultas con el trastorno que han superado algún tumor y me han dicho que prefieren el dolor del cáncer”, declara Aurelio. Cuando el TOC es grave, el sufrimiento es enorme.
A esto se le suma otro de los problemas que reconoce: «la salud mental es, en general, el patito feo de la medicina en España».
Menos trato y más tratamiento
“Cuando hacen un hospital de 10 plantas, nueve plantas y media son dedicadas a especialidades físicas y en la última planta pone ‘salud mental agudo’ y ahí conviven todos los trastornos mentales”. Aurelio identifica que, del ‘cuello para abajo’, todos los órganos están divididos por especialidades, mientras que del ‘cuello para arriba’, los trastornos se tratan en general.
«Y con mucho fármaco». España es uno de los países avanzados que más fármacos consume y no siempre son la solución. “En el TOC hay quienes necesitan medicación para tratar su trastorno, pero yo diría que un 40% de las personas con TOC no tendrían que estar medicadas”, declara Aurelio. Sobre todo se refiere en casos leves.
Desde la Asociación Granada piden, entre otras cosas, que cuando “nos sentemos en una consulta del psicólogo nos dé tiempo a contar algo más que simplemente cómo nos encontramos, antes de que llamen al siguiente paciente”. Además, también ven necesario una mayor comprensión y conciencia por parte de la sociedad.
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