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El poliamor para Sandra Bravo: «¿Quién dijo que el amor se agota si se reparte?»

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Poliamor Sandra Bravo

El camino de la vida ha sido, desde siempre, algo impuesto por la sociedad actual. Naces, creces, maduras, encuentras a tu media naranja y tienes una familia. Antes de ser consciente, en ese proceso entre crecer y madurar, ya estás encorsetado en lo que dictan como “lo natural”. Sin hacerse preguntas, sin salirse de la norma, muchas personas nunca llegarán a cuestionarse si de verdad lo han elegido. ¿Te explicaron alguna vez lo que era el poliamor?

El concepto de amor Disney (y todo lo que engloba) sigue triunfando en la actualidad: las relaciones monógamas, la pareja como el centro del universo, el cuento del príncipe y la princesa que comen perdices para siempre. Y que luego tienen hijos.

Lo correcto. Lo establecido. Para Sandra, esa forma de amar que debía ser “lo más bonito de su vida” no le causaba más que sentimientos de culpabilidad. Desde pequeña, esa idea de ser madre y esposa ya era algo que tenía en la cabeza, cuando ni siquiera era consciente de qué era el amor o el sexo. Pero, en ese proceso de pubertad, de adolescencia y descubrimiento, se dio cuenta de que no entendía la monogamia. La practicó, sí, pero empezó a hacerse preguntas como “¿por qué no puedo tener relaciones íntimas con más gente?” o “¿por qué tengo que vivir con mi pareja?”.

Después de una relación tóxica, llena de desconfianza y celos donde quedó totalmente anulada como persona, decidió “dejar de faltarse al respeto”. Google la llevó al mundo del poliamor y empezó a leer y a descubrir nuevas realidades. “¿Quién dijo que el amor se agota si se reparte? En amor, demasiado ni siquiera es bastante”, escribe en su página web. Hablemos de poliamor es el blog que formó un 14 de febrero de hace 3 años,- “ese día fue un poco por la coña”,- para unir sus dos facetas: la comunicación y el activismo.

«Como personas libres, nuestros sentimientos y nuestra sexualidad también tienen derecho a serlo». Sin embargo, por muy lógico que pueda parecer, esto no se traduce en la realidad como algo tan sencillo. Aún en el siglo XXI hay personas que tienen que armarse de valor para decir: “soy así y tengo derecho a serlo”. Aunque el amor no conoce límites, la sociedad se ha pasado toda la vida poniéndolos. Primero, ni siquiera podías elegir con quién y cuándo casarte. Después, aunque lo hacías, no podías separarte. Más tarde, no podías querer a alguien del mismo sexo. ¿Y ahora? ¿Puedes hacerlo con más de una persona?

El poliamor

poliamor Sandra Bravo
Libro publicado por Sandra Bravo / @hablemosdepoliamor

Actualmente el poliamor continúa rodeado de tabúes y de clichés. Las personas que lo practican tienen que escuchar juicios de todo tipo, desde que no quieren comprometerse hasta que es solo una forma de conseguir más sexo. “Suelen hacer las típicas preguntas de validez de tus relaciones como “¿Y a quién quieres más?”, “¿y a tus padres a quién le presentas?”, “¿y con quién te vas de vacaciones?” Yo siempre digo que no puedo responder a cosas que ya no tienen sentido para mí”, expresa Sandra Bravo. El objetivo es cuestionarse por qué nos hacemos ciertas preguntas, no intentar encontrar las respuestas.

Para ella, ‘salir del armario’ como poliamorosa supuso alejarse de la normatividad impuesta, lo que significó empezar a caber en muy pocos espacios. Ahora que es freelance y que, como periodista, se dedica a la divulgación de estos temas, prácticamente su vida va dirigida a gritar a los cuatro vientos que otras formas de amar son posibles. Sin embargo, cuando tenía un cargo directivo público fue una opción que descartó por miedo a las represalias negativas.

“Todo eso que no sé cómo explicarle a mi madre” es una declaración de amor a la diversidad, a la sexualidad, a la lucha feminista, a los afectos… “y una declaración de amor también a mi madre”. Un libro con el que Sandra pretende acercarse un poco más a ella y conseguir explicarle todo lo que en su momento no supo decir por miedo. “Paradójicamente es la manera que he tenido de hablar con la persona que me ha dado la vida porque mi identidad es lo que me ha apartado de ella”. Escribir el libro ha sido el remedio personal que ha encontrado para hacer frente a todos esos prejuicios y estigmas sociales.

«Poliestupidez»

«Poliestupidez, vicio y femitonta». Es uno de los muchos comentarios que le llegan normalmente a su perfil de youtube. A las críticas constructivas les da la bienvenida, pero no piensa soportar este tipo de comentarios solo por tener una exposición pública. Click. Borrado. “Yo no cuestiono a nadie que me diga que solo se ha enamorado de su pareja, pero ellos sí cuestionan lo mío. El poliamor no es un ataque a la monogamia, solo queremos que se entienda como una opción más”, comenta Sandra Bravo.

Una opción que está todavía lejos de ser normalizada. El poliamor cuestiona el patriarcado, las masculinidades, los roles de género y el amor romántico. Por eso es más fácil entender las relaciones abiertas, donde solo entra en juego la ruptura de la exclusividad sexual. “A efectos de estatus público, tú sigues tienes una pareja y al final lo que hagas en la cama es una intimidad que nadie tiene que saber, por lo que sigue siendo una pareja monógama”,  expresa Sandra. Sin embargo, cuando quieres amar más (y quizás mejor) es cuando aparecen los problemas. “Pero ya no es solo eso, incluso las infidelidades están más aceptadas que el poliamor. A día de hoy nadie se tira las manos en la cabeza diciendo: «¡Hay personas infieles!» Pero sí que lo hacen cuando escuchan que hay gente que ama a más de una persona”.

Deconstrucción

Para Sandra, ese proceso de deconstrucción y (des)aprendizaje, donde encontró caminos alternativos a la monogamia, no fue tan difícil. Al contrario. “Ese es otro de los grandes mitos, que las personas poliamorosas tenemos que tener un máster en gestión emocional”. Es cierto que, cuando inicias varias relaciones, tienes que entender cuáles son los ritmos y los límites de cada uno de los vínculos que tienes, pero la base es la misma: confianza, respeto y comunicación. Una base en la que no debería haber cabida para la palabra “celos”, un término que ya hace mucho tiempo que dejó de ser sinónimo de “amor”. Porque no; ser más o menos celoso, querer más o menos exclusividad con tus relaciones, no determina cuánto y cómo de bien las estás queriendo.

Las relaciones interpersonales son como trajes hechos a medida, por lo que encasillarlas dentro de cualquier marco es un error. Es cierto que la sociedad está cambiando y que son menos los armarios que tienen que abrirse día a día. Y eso, en parte, es gracias a gente que, como Sandra Bravo, se atrevió a gritar al mundo que el amor es demasiado libre como para encerrarlo entre cuatro paredes. 

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