Tras la reciente escalada de tensión producida por parte de Marruecos tanto contra su vecina Argelia como con España, el reino alauí firma con Israel un pacto en materia militar a pesar de la manifiesta oposición de ciertos sectores de su población. Este acuerdo supone una serie de medidas que pretenden mejorar la situación del ejército marroquí. Si bien sus Fuerzas Armadas llevan años haciéndose con material militar, queda mucho trabajo para que puedan ser consideradas una superpotencia militar.
Fue el propio Ministro de Defensa israelí, Benjamin Gantz, quien en su visita a Rabat hizo oficial este pacto. No obstante, esta alianza se acordó hace un año como parte de los «Acuerdos de Abraham», firmados con Estados Unidos. Así se establecía el inicio de esta cooperación militar, a cambio de que la superpotencia norteamericana reconociese el conflictivo Sáhara Occidental como parte Marruecos.
¿Qué supone este acuerdo?
Este es el primer pacto militar que Israel lleva a cabo con un estado árabe. El principal de los objetivos es la modernización del ejército marroquí mediante el traspaso de material de seguridad, así como la realización de maniobras conjuntas de entrenamiento.
El tratado supone un cambio en la manera de interpretar militarmente al reino alauí. Así, a cada uno de ellos se les abre un contexto diferente.
Argelia, la gran amenazada
Esto supone un aumento de tensiones con Argelia, que consideró estos movimientos como «actos hostiles» y anunció la ruptura de todas las relaciones diplomáticas. La histórica rivalidad no ayuda. Y acciones como el apoyo marroquí a los independentistas de la región argelina de la Cabilia no ayudan a traer la paz.
Sáhara Occidental, en el punto de mira
El Frente Polisario es la fuerza militar que se considera gobernante de la -limitadamente reconocida- República Árabe del Sáhara Occidental. No existen relaciones desde que en 2020 se rompió el alto el fuego establecido con Marruecos, y de momento, no se han pronunciado al respecto de esta alianza, que puede suponer una amenaza para su causa.
Marruecos continúa llevando a cabo estrategias para afianzar su posición en la zona. El rey Mohamed VI amenazó con romper relaciones comerciales con cualquier país que no reconozca al Sáhara Occidental como una parte más de su nación.
El líder del Polisario, Brahim Ghali, se niega a sentarse en una mesa de negociaciones, como recomienda la ONU. Ghali afirma, además, que “hace dos meses, la ocupación (marroquí) intensificó el uso de drones”, y asegura que “Argelia nos ha apoyado, como a cientos de países, y nosotros estamos a su lado”. En esta tesitura, parece que la resolución pacífica del conflicto no está cerca, y habrá que esperar para conocer los movimientos que realicen ambas partes.
España, al margen pero atenta
El vecino europeo tampoco se ha pronunciado al respecto de este acuerdo, y ambos países siguen considerándose aliados. Sin embargo, algunas acciones atentan contra sus buenas relaciones.
En primer lugar, hace varias semanas Rabat autorizó a una empresa israelí la exploración petrolera de aguas cercanas a las Canarias. Por otro lado, la ampliación de permisos tanto a la empresa italiana ENI, como a una entidad catarí por la cual se realizarán sondeos cerca de Fuerteventura y Lanzarote, también están en el foco. El gobierno de la autonomía española ha iniciado una investigación para comprobar si esas exploraciones afectan a su soberanía, y asegura que, de ser así, “automáticamente habrá una reacción del Gobierno de España», en palabras del presidente de Canarias.
La desconfianza que generan en España estas acciones ha llevado a enviar un patrullero a las -también españolas- islas Chafarinas, ubicadas al este de Melilla, en misión de presencia naval.
Es un hecho que Marruecos sabe perfectamente con quién aliarse para cumplir sus intereses, y es por eso que aprovecha los tratados con grandes potencias como Israel y Estados Unidos -y según parece, estos últimos días con China- para acercarse a la consecución de sus objetivos territoriales, aunque ello suponga jugar al tira y afloja con sus vecinos. No obstante, pese a las reiteradas amenazas de romper relaciones, siempre se asegura que el desenlace de sus operaciones sea pacífico.
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