El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha mantenido hoy la venta de armas a Arabia Saudí a pesar de las «violaciones de los Derechos Humanos» y del asesinato del periodista Kashoggi. Aunque cabía la posibilidad de sumarse al embargo anunciado por Angela Merkel, Sánchez ha reconocido en el Congreso que «los ideales no siempre se pueden convertir en realidades», y ha alegado que «a veces lleva más tiempo» que los cuatro meses que lleva gobernando España. Ha declarado que su decisión viene «por el interés de España. Hay trabajos que están situados en zonas muy afectadas por el drama del desempleo», pues están en juego 6000 empleos.
Durante su comparecencia de esta mañana en el pleno del Congreso, Sánchez ha expuesto su «rechazo, consternación y repulsa» por el asesinato del periodista Khasoggi, al que han condenado «sin paliativos». No obstante, no ha acusado al régimen de Arabia Saudí y se ha limitado a pedir que la justicia castigue a los culpables.
El presidente ha declarado que el régimen absolutista «no puede impedir que actuemos con responsabilidad». Además, se ha comprometido a considerar la primacía de los intereses económicos, comerciales y laborales del país. Sánchez, apelando a la «complejidad de la política», ha afirmado que el contrato firmado por el Partido Popular en 2015 cumple la normativa internacional, y ha insistido en que su obligación es dar seguridad jurídica y «asumir las obligaciones asumidas por el gobierno precedente sin mirar atrás».
El presidente del PP, Pablo Casado, casi no ha mencionado la venta de armas a Arabia Saudí, pero durante su intervención ha cargado contra el Gobierno, acusándolo de ser «partícipe y responsable de un golpe de Estado que se está perpetrando en España», recordando los apoyos en los que se refugió para conseguir su investidura.
Tras la decisión del Gobierno de mantener la venta de armas a Arabia Saudí, contraria al criterio de Margarita Robles, la Ministra de Defensa, Unidos Podemos pidió la comparecencia de Sánchez. La presión sobre el presidente se ha hecho más dura después del asesinato del periodista Jamal Kashoggi en Turquía, después de que Alemania paralizara la venta de armas al régimen saudí. Sin embargo, la Unión Europea busca una respuesta común porque ninguno de los 28 países que conforman la unión ha apoyado a Merkel.