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Pilar González: “Para que haya mujeres en política tiene que dejar de haber algunos hombres”

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Pilar González senadora

Pilar González Modino creció con una marcada vocación política. Originaria de Mérida, ejerció de delegada desde pequeña en su clase. Se licenció en Historia en la Universidad de Sevilla en los años que la democracia española daba sus primeros pasos, donde se implicó en el  movimiento estudiantil. En su trayectoria política ha sido concejala de los ayuntamientos de Sevilla y Dos Hermanas, Secretaria General del Partido Andalucista, Diputada en el Parlamento de Andalucía, y Senadora designada por este mismo parlamento. Actualmente forma parte del grupo de Izquierda Confederal de la Cámara Alta. Pilar contesta a la videollamada de Infodiario.es sonriente y asegura estar encantada de tener contacto con los ciudadanos de a pie. 

Pregunta: Como mujer ¿cree que siguen existiendo trabas en política para las mujeres a la hora de acceder a los cargos de más responsabilidad?

Respuesta: Rotundamente sí. No tengo ninguna duda, creo que vamos superando trabas, pero os van a quedar trabas que superar. Ten en cuenta que las asociaciones políticas reproducen comportamientos que históricamente son los mismos que la sociedad en su conjunto, son muy patriarcales, son espacios de poder, directamente. Y claro, para que las mujeres tengamos poder los hombres tienen que dejar de tenerlo. El poder siempre se ocupa, no hay vacíos, nunca. Para que haya mujeres en posiciones de poder, hablo de un punto de vista simbólico, de visibilidad de capacidad para transmitir mensajes, para comunicar con la ciudadanía. Para que haya ahí mujeres tiene que dejar de haber algunos hombres, con lo cual es una conquista difícil. Es verdad que las mujeres llevamos mucho tiempo luchando por estas cosas. Yo soy un eslabón más de la cadena con muchos más eslabones, afortunadamente, que me preceden y con la convicción de que muchos eslabones nos sucederéis. Pero creo que cada eslabón tiene una traba que superar o unas cuantas trabas, seguro.

“Para que haya mujeres tiene que dejar de haber algunos hombres, con lo cual es una conquista difícil”

P. ¿Cree que esta representación que se ha conseguido hasta el momento se debe a la política de cuotas?

R: Yo creo que ha influido positivamente, así lo pienso y así lo afirmo. Yo creo que han sido medidas de discriminación positiva que han funcionado, afortunadamente. Han sido una vía para que mujeres accedan a puestos de visibilidad y responsabilidad. Y luego una vez que estás en el escalón de la visibilidad y la capacidad tienes que demostrar la capacidad, pero como ya hemos tenido que hacerlo previamente, es casi ya una costumbre lo de demostrar la capacidad. En este sentido, si que creo que en el ámbito de la política hemos tenido ventajas porque a los partidos no les ha quedado más remedio que asumir. Es verdad que son propuestas inicialmente del ámbito de la izquierda, pero yo todavía recuerdo que hubo una presidenta del Congreso del partido popular y una presidenta del Senado, osea que a la propia derecha no le quedó más remedio. Ojalá se extendiera a las grandes empresas, a los consejos de administración, a los consejos directivos de grandes medios de comunicación públicos y privados. Es decir a todos esos puestos de visibilidad y responsabilidad en el conjunto de la sociedad. Las cuotas han funcionado, pero todavía son necesarias. Afortunadamente, ahora ha llegado un momento en el que se produce con mucha más naturalidad la incorporación de mujeres sin necesidad de tener una cuota, un porcentaje, una alternancia en las listas, cremalleras todo eso … son conquistas son el reflejo de la realidad y la sociedad. Con esa misma naturalidad debe estar contemplado en todas las instituciones y en todos los ámbitos de la vida.

P. Usted que ha estado en política local en Sevilla y Dos Hermanas y en política nacional ahora ¿ha observado diferencias en este aspecto?

R: No. La verdad es que tendría que ponerme a pensar para encontrar alguna diferencia. De hecho, casi que creo que en el ámbito local se asume con mucha más naturalidad porque son ámbitos más pequeños, más reducidos donde es más fácil conectar con asociaciones. En instituciones con el Senado si conectamos con la ciudadanía es a través de los medios de comunicación básicamente, en el ámbito local es cara a cara y piel a piel. Es casi más fácil, porque no es nada extraño que eso que una concejala esté visitando un barrio, interesándose por lo que pasa, al contrario, se asume con mucha más naturalidad que incluso en puestos que tienen que ver incluso con representación en un parlamento autonómico o las instituciones del estado, donde hay más distancia respecto a la ciudadanía.

P. En su caso personal ¿qué le impulsó a iniciarse en la política activa?

R: La universidad. Espero que siga siendo ese fermento de gente capaz de creer en la utopía de cambiar el mundo. Luego te das de bruces con la realidad, pero no te das por vencido. Es un ámbito donde todo es posible porque tienes toda la vida por delante para desarrollar un proyecto vital. Pero en mi caso, desde que era muy jovencita ya desde BUP ya era delegada de clase y ese interés por la vida en común y la posibilidad de hacer interlocución, de representar a mis iguales. En la propia universidad, fui delegada de clase, vicedelegada de la facultad de Geografía y Historia en la Universidad de Sevilla y esa es una vocación política. No es una vocación partidaria pero sí política. Después, conforme vas creciendo y vas madurando vas ascribiéndote a una ideología, a unas siglas, a un proyecto en el que lo ideológico tiene que ver evidentemente, pero que cuando empiezas muy joven tiene casi más que ver con los afectos personales, con las amigas y amigos con quienes eres capaz de compartir un proyecto prepolítico. Antes de vincularte a un proyecto de partido que no deja de ser una organización con unos fines, objetivos, procedimientos.

“Yo estaba en primero de carrera el 23 de febrero del 81, el día del golpe de estado. En ese momento, nosotros, que éramos una pandilla de chavales, dijimos: algo hay que hacer para defender la democracia”

En los años 80 las universidades no estaban todavía democratizadas como casi todo el conjunto de la sociedad, y en la sociedad de Sevilla en concreto emprendimos un proyecto que era trasladar la democracia a la universidad. Yo estaba en primero de carrera el 23 de Febrero del 81, el día del golpe de estado. En ese momento, nosotros que éramos una pandilla de chavales, dijimos “algo hay que hacer para defender la democracia” era nuestra vida la que estaba en juego. Y eso que no teníamos una memoria dura, habíamos sido pequeños durante el final del franquismo, pero éramos conscientes de que había que hacer algo por defender la democracia y decidimos hacerlo dentro de la universidad que era lo que teníamos más cerca. Montamos lo que se llamó y todavía se llama, creo que es la asociación estudiantil más longeva de todo el Estado, CAMUS (Consejo de alumnos de la Universidad de Sevilla) y era la representación estudiantil formada por delegados de todas las facultades. Conseguimos institucionalizar en el claustro de la universidad la representación y la presencia de los estudiantes. Fue una batalla muy dura, con pancartas, manifestaciones, carreras con la policía, bolas de gomas, lo que llamábamos entonces “lecheras”, que eran estos vehículos que echan agua a la gente cuando se sienta. Ya casi no se ven en España, afortunadamente, pero si los hemos visto en Chile recientemente. Y esa es nuestra épica particular, ese es el inicio de la vocación política porque muchos de mis compañeros y compañeras de entonces están también en opciones políticas  y han tenido o tienen cargos de responsabilidad, la propia ministra de hacienda María Jesús Montero fue una de las compañeras del CAMUS, ella era de Medicina y yo de Historia pero compartimos ese espacio común.

P. ¿Se denomina como feminista?

R: Sí, rotundamente sí. Yo lo he aprendido, ni nací feminista ni sabía lo que era el feminismo hasta bien mayor. Lo descubrí con Marcela Lagarde, una antropóloga mexicana a la que yo le haría un monumento. No es muy contemporánea, pero es a la que leímos las mujeres de mi generación. Además aprendes de ese conocimiento intuitivo de vivir micromachismos o pequeñas discriminaciones. Yo no las he sufrido gravemente, salvo un poco en política, pero como lo he peleado y lo he conseguido no me lo tomo como un sufrimiento sino como un bueno reto superado. Pero fueron esos propios aprendizajes de desenvolverse en la vida en sociedad lo que despierta la semilla de la rebeldía. Ese “por qué no puedo hacer las mismas cosas que un chico” y luego alguna lectura y claro ahora ya sí, me defino como feminista, sin ningún complejo. He escrito algunos artículos y algunas cosas sobre ese asunto y no solo me defino sino que hago esfuerzos porque no solo sea una teoría sino una práctica.

“Me defino como feminista, sin ningún complejo”

P. ¿Tendremos pronto una presidenta en España?

R:Quiero creerlo, aunque soy consciente de las dificultades. El presidente que tenemos ahora es un hombre joven que probablemente repetirá. Pero bueno, hemos puesto a Kamala Harris nada menos que en la vicepresidencia de EEUU lo que es una maravilla. Creo que va a llegar, porque es una dinámica absolutamente social y natural osea que estoy convencida de que llegara. Tendrá que ser de uno de los grandes partidos, presumiblemente, aunque sorpresas la vida siempre guarda. No se cuando, me gustaría verlo aunque ya no fuera en activo, como señora jubilada. Y en la medida que pueda contribuir a ello, contribuiré. Estoy convencida de que llegará, no sé cuando porque veo la coyuntura cercana y no es fácil pero en el medio plazo estoy convencida, ni siquiera en el largo.

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